Maria Font, junto al matrimonio Obama el día en que celebraron su 25 aniversario de boda en uno de sus restaurantes de Washington.

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El DNI de Maria Font Hernández dice que nació en Sineu, pero en realidad fue alumbrada en Palma, aunque su familia procede de esa localidad del Pla de Mallorca. Por cuestiones laborales de su padre, apenas vivió en Mallorca. «Estudié en Madrid y luego la carrera de International Business en Washington DC. Mi padre es marino y trabajó en la Agregaduría Naval en Washington DC», explica desde Miami.

La vida de Maria cambió cuando se cruzó en su vida el cocinero de origen italiano Fabio Trabocchi. «Le conocí en Washington mientras estudiaba mi carrera. Él ya era executive chef a los 20 años... Yo tenía un par más que él. Me impresionó bastante que a su edad tuviera esa posición. Mi idea de un chef hasta ese momento era de un señor mayor con barriga y serio... no un chico joven. Nos conocimos en el mismo sitio donde 20 años más tarde abrimos nuestro primer restaurante Fiola en el corazón de Washington DC, y ahora con estrella Michelin, situado entre el Capitolio y la Casa Blanca».

Maria y Fabio se casaron, tuvieron dos hijos, pero en la actualidad se encuentran separados. «Fabio tiene un gran talento y sigo pensando que es el mejor chef que conozco. Después de la crisis de 2008, y nada más conseguir su primera estrella Michelin en Fiamma, en Nueva York, el restaurante se vio obligado a cerrar y nos volvimos al punto de partida: Washington DC. En ese momento, y ya con nada más que perder, decidimos abrir nuestro primer restaurante. Aunque yo no había trabajado en restauración nos volcamos los dos en el proyecto, desde lograr los fondos necesarios a la construcción, diseño... Aprendimos muchísimo y no paramos hasta conseguir triunfar. Fabio se encargaba de la cocina y yo de todo lo demás. Siempre era la cara del restaurante y me encargaba de los clientes. Luego llegaba a casa y estaban mis hijos, Aliche y Luca. Fueron años duros, pero sin duda mereció la pena».

Maria Font, en las cocinas del restaurante Del Mar, en Washington, de cocina española e inspirado en Mallorca, donde el pescado y el marisco son los grandes protagonistas. La mallorquina es también consultora para Hard Rock, que tiene proyectos en Madrid y Palma, y no descarta que en un futuro regrese a Mallorca.

Estados Unidos e Italia

Actualmente, Maria y su exmarido cuentan con cuatro restaurantes en Washington, entre ellos el Del Mar, de cocina española e inspirado en Mallorca. También tienen otros en Virginia y Miami y el último, en Venecia. «Luego, desde que nos divorciamos, cuento también con otros dos en Mogadiscio, Somalia».

Como todo en la vida, Maria encuentra pros y contras en su vida en Estados Unidos. «Me gusta la calidad de vida que hemos conseguido y el hecho de poder conseguir el mítico sueño americano de poder venir a este país y triunfar. Es un país que nos ha ofrecido oportunidades que hemos aprovechado. Por contra, no me gusta estar tan lejos de España y que se trabaje tanto sin apenas vacaciones... Es un país duro, con menos tradición y cultura familiar comparado con España».

Eventos

Estar en la ciudad donde se mueven gran parte de los entresijos, no sólo de la política y la economía de Estados Unidos, sino mundial, le ha dado a Maria la oportunidad de organizar grandes eventos y de conocer a algunas de las personalidades más importantes del mundo. «Ha habido mucho eventos en los que he pasado bastantes nervios, pero hubo uno en concreto cuando el presidente Obama ofreció un almuerzo para veinte personas en Fiola. Fue como una película. Desde francotiradores en los tejados, hasta helicópteros, escáneres, los teléfonos pinchados por el servicio secreto siete días antes del evento... Todo salió perfecto y unos meses más tarde me llamó el Presidente a mi teléfono móvil porque quería celebrar su 25 aniversario de boda con nosotros. Cuando sonó mi teléfono yo estaba en la oficina y al responder desde el otro lado me dicen: ‘Maria, soy Barack Obama’. Me puse de pie al responder. La llamada se produjo un día antes del aniversario y no teníamos mesa... Mientras hablaba con él buscaba en todos mis restaurantes algún hueco, pero nada. Por fortuna, miré el pronóstico del tiempo y le sugerí una cena privada en nuestro rooftop que al no ser verano ya no estaba abierto... Lo pasaron genial y ella encantada con la sorpresa».

Maria, entre Bernard Arnault, dueño de LVMH, y Richard Branson.

Maria afirma que siempre le han impresionado las personas que pueden conseguir cambiar el mundo dado su poder y su inteligencia, así como atletas o figuras icónicas. «Entre los que más he disfrutado estando en su compañía estarían Christine Lagarde, Jeff Bezos, Benjamin Netanyahu, Tony Blair, Steven Spielberg, Meryl Streep, The Rolling Stones, Elton John, Carl Lewis y Michael Jordan».

A pesar de que su vida está en Estados Unidos, su trabajo le está acercando más últimamente a España y a Mallorca. «Ahora estoy también trabajando como consultora de Hard Rock Hoteles y abrimos en Madrid en julio en Atocha. Creo que hay planes de hacer uno también en Mallorca, así que es posible que pase bastante tiempo en la Isla a la que vengo los veranos y algunas Navidades».

Dificultades

La pandemia, como no podía ser de otra forma, ha afectado y mucho a sus negocios de restauración. «Hemos tenido que cerrar durante temporadas, aplicar ERTE y nos hemos reinventado para vender comida de lujo online a la vez que adecuamos nuestras zonas de exterior. Por fortuna, las restricciones no han sido tan duras e injustas como en Balears y otras comunidades de España. Creo que ahora con las vacunas, que son bastante rápidas y eficientes en Estados Unidos, vemos la luz». Su carácter positivo le hace asegurar: «No creo que pueda ser peor que 2020... Seguimos mirando hacia adelante».

Dos restaurantes en Somalia

Maria comparte el glamour de la capital de Estados Unidos o de otras ciudades no menos atractivas, como Miami o Venecia, con su proyecto en Mogadiscio. «Me contrataron para abrir dos restaurantes y dos bares en dos campamentos militares donde viven las misiones europeas, así como la embajada americana. Estas misiones luchan contra el terrorismo y ayudan a reconstruir Somalia».