El bar España está ubicado en la calle Oms, 31, de Palma. | Julián Aguirre

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El bar España, de la calle Oms, 31, de Palma, es uno de los más emblemáticos, conocidos y concurridos. Su historia se remonta a antes de 1929, conocido como café España, pero en aquella época lo cogió Jaime Martorell, padre del actual propietario, Mateo. «Yo nací aquí y no he conocido otra vida. Tengo 81 años y todavía no me he jubilado. Lo que ahora ocupo como almacén y oficina era la casa donde vivían mis padres».

En 1973, poco después de fallecer Jaime Martorell, coge las riendas su hijo Mateo, quien asegura que «supongo que el día de mañana continuará el bar España con alguno de mis 10 sobrinos, a quienes les dejaré el negocio». Su clientela es tan variopinta como fiel. Diferentes generaciones han pasado o disfrutado de las fiestas de la barriada donde el núcleo o punto de encuentro es el bar España, aunque una de las más conocidas es la que se celebra en vísperas de Sant Sebastià.

El propietario de bar España, Mateo Martorell, frente al emblemático local de la céntrica calle Oms.

«Esta es la casa de todos. Aquí no tenemos cocina, ni platos para llevar, y ahora tampoco hacemos bocadillos porque con la pandemia estoy yo solo. Los dos empleados que tengo están en ERTE».

Bar España abre de lunes a sábado, desde las 7.15 a 13.30 y de 16.00 a 18.00 horas. «No sé hacer otra cosa y esto es lo que me gusta. Nunca en mis 81 años hemos cerrado, hasta que llegó el confinamiento. Sin duda es la peor crisis de todas».

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En el local, ahora cerrado, no hay una lujosa decoración, ni mobiliario caro. Su sencillez y encanto recuerda a los bares de toda la vida, ahora la gran mayoría desaparecidos. «Aunque permitan abrir las terrazas, aún así eso no solucionará el problema, tan sólo ayudará a que aguantemos».

Un cliente con su café para llevar.

Muchos clientes van pasando o aguardando cola para pedir su café, su cerveza o copa de vino. «El secreto está en Mateo. Es muy buena gente», aseguran. Al coger el café o refresco, los clientes se apartan un par de metros de la fachada, «si la policía nos ve cerca son capaces de multarnos, o multar el bar», comenta una señora. Sin duda, muchos clientes y restauradores miran con esperanza que el próximo martes comience la desescalada de las restricciones a causa de la COVID-19.

Ahora, sólo cafés y refrescos

Café o refrescos, copas de vino o cervezas son los únicos productos que Mateo Martorell sirve a sus clientes para llevar. «Cuando abramos con normalidad seguiremos ofreciendo nuestros bocadillos calientes, que gustan tanto».