Al aire libre. El Molinar, el Passeig Marítim o la Falca Verda, lugares preferidos en Palma para ejercitarse. | M. À. Cañellas

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Xavi tiene una rutina diaria que no cambia. Puede variar según el turno en el trabajo o si tiene la custodia de su hijo esa semana, pero la cita con sus zapatillas de running es ineludible. Hace diez años, una crisis sentimental le hizo echarse al asfalto como manera de rebajar tensiones y desde entonces no lo ha dejado. Ya es un veterano más entre los corredores del Passeig Marítim. Se ha aprendido el trazado de cabo a rabo y con tantos kilómetros recorridos a sus espaldas, conoce a más de un habitual en la zona simplemente por su forma de dar las zancadas.

El confinamiento, por supuesto, fue duro. Con un balcón de escasos cinco metros era imposible desfogarse o quitarse el mono; así que no le quedó otra que correr por el terrado comunitario de su finca. Ahora, teme que la remota opción de un nuevo confinamiento sin posibilidad de hacer deporte le obligue a colgar de nuevo las zapatillas. «Esto ha cambiado mucho. Correr se puso de moda hace unos años y no dejabas de ver novatos. Pocos se convertían en habituales. Pero lo que ha sucedido los últimos meses, después del confinamiento, no lo he visto nunca.

El Marítim parecía la vía de cintura en hora punta. Ahora se ha relajado la situación un poco, pero no dejo de conocer nuevos corredores, sobre todo las últimas semanas con el cierre de los gimnasios», señala este runner veterano, al tiempo que recuerda que muchos son novatos que se han sumado al carro del deporte: «Algunos corren con bambas, madre mía, temo por sus piernas y su espalda; otros no llevan las zapatillas adecuadas para trotar sobre el asfalto, se nota que solo corrían en cinta... los fisios van a vivir un boom con esto», finaliza mientras se aleja corriendo.

Reportaje cambios en los hábitos deportivosFOTO:PERE BOTA
El entrenador personal Marc Llompart trabaja en el parque de sa Feixina.

El deporte en la era COVID

Sa Feixina es uno de los parques más populares de Palma. Corredores, ciclistas o personas a paso ligero circulan por este espacio a todas horas. También es el lugar habitual de entrenamiento de Marc Llompart, un preparador físico mallorquín y experto en calistenia que lleva siete años ejerciendo, y que siempre ha trabajado con sus clientes en esta zona, que ahora se reparte con otros cuatro entrenadores personales. «He dejado de ser el loco que entrena en la calle», nos dice con sorna el instructor físico.

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«La COVID-19 ha cambiado todo y la mentalidad de la gente, también. Todos quieren seguir llevando una vida sana y realizar actividades físicas, pero de otra manera. Sienten cierta aprensión por volver a los gimnasios y por eso buscan clases individuales, en su domicilio o al aire libre, y otros grupales con pocos compañeros de entreno. No puedo contabilizar las llamadas que he recibido durante las últimas semanas pidiendo información sobre mis clases», explica Llompart, que ofrece entrenamientos funcionales, es decir, trabajar los músculos a través de determinados movimientos cotidianos, como caminar, saltar, subir escaleras, levantar cargas o arrastrar.

«Mis clientes quieren respirar aire puro y no el sobaco de otro en una instalación deportiva. No sé si es una tendencia pasajera o ha llegado para quedarse, pero es lo que demanda la gente ahora mismo», finaliza.

Entrenador online

Gonzalo López-Cancio es atleta y entrenador. El confinamiento le cogió, como a todos, por sorpresa. Encerrado en casa, sin posibilidad de trabajar y de entrenarse, tenía demasiadas horas libres. Pero una mente creativa que funciona a mil por hora no puede quedarse quieta. Así empezó a realizar entrenamientos en casa, grabarlos y subirlos a internet. La acogida fue estupenda. «Tenía claro que tocaba reinventarse. Pasé de perder un 70 por ciento de mis ingresos durante los primeros cinco meses del año a remontar las cifras e incluso a mejorar los ingresos de 2019», asegura este atleta, que ha pasado a contar con una quincena de clientes online, que combina con las clases individuales a domicilio. «A la larga es el futuro. Tienes que saber adaptarlo a las características de los usuarios. Vendes un servicio y debes saber a quién se lo vendes.

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Gonzalo López-Cancio, atleta y entrenador personal, se ha especializado tras la pandemia en las clases individuales en casa de sus alumnos o a través de la red, en la que entrena a diferentes grupos.

Tengo clientes entre 40 y 60 años. Muchos son empresarios o abogados con poco tiempo libre, pero que aún así necesitan hacer ejercicio para sentirse bien. Y se puede hacer en casa. Sentadillas, tablas abdominales... en 45 minutos puedes sentirte satisfecho del ejercicio realizado».