Los empleados Margarita Aguiló y Juan Torres se encargan de los pedidos de los clientes. | Teresa Ayuga

TW

Ultima Hora inicia este viernes una sección sobre la lucha de la hostelería por servir a su clientela pese a las prohibiciones.

Uno de los bares más emblemáticos de Palma es el Bosch, ubicado en la Plaça Rei Joan Carles I. Desde 1936, ese local se ha convertido en una referencia casi obligada para residentes y turistas.

Cuando se produjo el confinamiento, los responsables del negocio pusieron en marcha la recogida en el local y ahora, desde el pasado martes, ofrecen también a sus clientes la posibilidad de la entrega a domicilio. «Nosotros mismos hacemos el reparto, que abarca desde las Avenidas al centro de la ciudad, incluido el Passeig Mallorca», comenta el director-gerente del negocio, Juanjo Calzada.

Ta140121001-02.jpg

Además de sus llonguets, uno de los productos más demandados, los clientes también pueden optar por una buena variedad de tapas, bistecs rebozados, ensaladillas... Y luego está la parte dulce, con cruasanes, ensaimadas y todo tipo de bebidas calientes: cafés, chocolates o tes.

Calzada no esconde que el momento es difícil. «Cuando la terraza está a pleno rendimiento tenemos una plantilla de unos 38 o 40 trabajadores. Ahora mismo contamos con cuatro». Respecto al futuro, no se muestra muy optimista. «Dicen que estas medidas durarán 15 días, pero yo creo que va a ser más tiempo. Eso sí, es sólo mi opinión», matiza.

Noticias relacionadas

El Bar Bosch permanece abierto de lunes a sábado entre las 8 de la mañana y las 16.00 horas, aunque se puede alargar un hora más dependiendo del número de pedidos que se realicen al número 971 71 22 28.

Ta140121001-03.jpg

Un bar histórico

Jaume Bosch, cocinero del Gran Hotel, abrió este negocio el 15 de febrero de 1936, pocos meses antes de la Guerra Civil. Hasta entonces había albergado una tienda de ropa. En diciembre de 1979, cuando Jaume Bosch tenía 84 años, el bar fue traspasado por 13,5 millones de pesetas al actual propietario, Onofre Flexas, y su socio, Juan Suau, quienes conservaron la esencia del local.

Las ‘langostas’ más baratas

Los llonguets del Bar Bosch son conocidos como ‘langostas’ porque «son sabrosos por dentro y crujientes por fuera. Igual que una langosta que por fuera su caparazón crujiente protege su carne tierna y sabrosa.» Esto dijo Pili Vigo, ganadora de un concurso organizado por el bar.

Ta140121001-01.jpg