Majoral, defensor de los intereses de los artistas maltratados por la COVID-19. | Click

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Francisco Majoral es el gerente de Musibal, Cooperativa de Artistas de Balears, o si lo prefieren, en tono más coloquial, la oficina de los artistas de les Illes. Hablamos con él en su despacho, sito en uno de los edificios del Polígono de Son Rossinyol, de Palma.

Majoral, que no suele aparecer mucho en los medios de comunicación, considera que si esta vez lo hace es por los artistas que representa, y también por lo muy decepcionado que está con la política adoptada por el Govern, y el Gobierno central, que ha afectado muchísimo a los artistas y las actividades culturales.

Espacios para unos y para otros

«Ya que, junto a restauración, los ha criminalizado de todo cuanto ha traído esta pandemia que estamos padeciendo desde el 14 de marzo. Da la sensación –dice, sorprendido ante las medidas que se están tomando–, según ellos, claro, de como si los decibelios activaran la COVID-19. Por ello nos sentimos como el sector más perjudicado. Porque lo fácil ha sido aplicar unas medidas restrictivas de acuerdo a la opinión de los –enfatiza– ‘expertos’, lo cual no ha sido más que una serie de experimentos que se han ido rectificando en según que sectores, no así en el de la música, sobre todo en lo que hace referencia a conciertos, horarios, etc., que no se ha tocado nada. Entonces nos encontramos con que en el metro, en los trenes, en el autobús o en un avión se meten muchísimas personas. Y en los aviones –matiza– más de trescientas, unas al lado de las otras, en vuelos de más de dos y tres horas, para traernos turistas, mientras que para asistir a un concierto de una hora y media se tienen que aplicar unas medidas en cuanto a aforos limitados, sin tener en cuenta que los costes, tanto de estos como de otros espectáculos, son muy elevados. Por ello, con aforos limitados al 50 ó 30 por ciento, es imposible organizar ninguna actuación musical, o presentar una obra en un teatro. Prueba de ello es que no ha habido ni de lo uno ni de lo otro. Por ello, como digo, es una contradicción que se llene un autobús o un avión y se restrinjan los aforos para la Cultura. Yo puedo entender que no se pueda hacer un concierto para 10.000 personas, pues sería un caos de acuerdo con las restricciones, pero que no podamos hacer uno, con un 100% de aforo en un Trui Teatre, no tiene ningún sentido».

Francisco Majoral dice que en los cinco años que están en funcionamiento, jamás han hablado de política, ni de políticos, «pero llegados a esta situación no tenemos más remedio que abordar esta cuestión, pues tiene que ver con la situación que estamos viviendo. Los políticos viven un mundo totalmente ajeno a nuestra realidad, que no es otra que el desamparo total. Lo digo porque no me parece bien que un Teatre Principal tenga un presupuesto para 2021 de seis millones de euros, de los cuales dos se destinan a programación, y lo cierto es que ahí no va ni ‘el Pupas’. También sorprende mucho que la comisión de Cultura del Consell de Mallorca tenga un presupuesto de ¡14.700.000,00 euros! ¿Dónde están…? ¿O qué hacen con ese dinero…? Porque me gustaría saberlo».

250 euros brutos

En ese sentido añade que «Pilar Costa, del Govern balear, declaró que para el 2021 tenía un presupuesto, solo para Cultura, de 24.900.000,00€. ¿Dónde están también…? Sí es cierto que el Institut de Estudis Balearics, que depende del Govern, creó el circuito Talentí, que es donde hacen su lavado de imagen, subvencionando conciertos donde sea (Eivissa, sa Pobla…), a los músicos locales, lo cual, para la foto oficial para prensa es muy bonito, pero la realidad es muy distinta, ya que ese músico está cobrando 250 euros brutos, de los cuales, y entre otros, de acuerdo a una normativa completamente arcaica y a una cotización abusiva, hay que descontar los costes de la seguridad social, lo que significa que al final el músico, con tal presupuesto, cobra solo 90 euros. Y eso es debido a que este dinero está en manos de personas no profesionales del sector, lo cual es una barbaridad que sea así. Porque si dieran ese dinero, ya no digo a Musibal, sino a profesionales competentes del sector de la Cultura que supieran gestionarlo, sería otra cosa. En cambio, tal y como están las cosas, buenos artistas de Mallorca tienen que marcharse a otro lugar para poder vivir y trabajar porque aquí no pueden… A pesar de esos grandes presupuestos, ya digo, mal gestionados».

Baleares, potencia turística

El gerente de Musibal, a continuación, explica lo de la mala gestión. «Porque desde una súper potencia turística como es Balears, podríamos captar un turismo cultural a través de conciertos de todo tipo, desde clásico a rock, y que si no se hace es porque nadie de los que están en el gobierno sabe hacerlo. Todo, por su parte, que se reduce a ‘crearemos un comité de estudios’ y…. ¿Cuándo se han creado dichos comités? ¿Dónde están? ¿A quién han preguntado? A mi, no, desde luego. Y a otros profesionales, tampoco. Y es que, como digo, en estas cuestiones sobran políticos y faltan gestores, expertos que sepan cómo y dónde invertir los presupuestos para sacarles un provecho que ahora no sacan. Porque, vamos a ver: con lo que invierte el Consell en el Teatre Principal, ¿me puede decir alguien qué espectáculos se han hecho que hayan llamado la atención? ¿Por qué no se publican los aforos, las asistencias de público a los espectáculos que presentan? Porque yo lo he intentado averiguar, pero no lo he conseguido. ¿Cuánta gente asistió durante el año 2019 al Teatre Principal de Palma? Porque es justo poder conocer qué alcance ha tenido el presupuesto asignado para ese año, ¿no?».

Pedir ayudas, vergonzoso

Y hace hincapié en lo del aforo de este teatro, «porque hay buenísimas producciones, con artistas de aquí, uno de ellos encabezado por Michele Mc Cain, que tenía que presentarse el pasado 16 de mayo, pero que tuvo que suspenderse por la COVID-19, y otro, Namasté, un proyecto de música más clásica, con una orquesta de 14 músicos, también de aquí, incluso los bailarines, ambos proyectos de una gran envergadura, en el que solo los arreglos musicales del segundo han costado 20.000 euros. Pues bien, si vas a pedir una subvención para lanzar cualquiera de estos proyectos, y pese a eso tropecientos millones presupuestados para Cultura, Talentí, que es quien da la subvención, te dará 250 euros brutos –tal como pronuncia ‘brutos’ da la sensación de como si lo subrayara con lápiz de color rojo– por músico. Por eso nosotros, y me refiero a los 1.600 artistas que representamos, y que viven como pueden de la música, jamás hemos pedido una ayuda, porque es vergonzoso».

Pues ahí queda eso. Si alguien tiene algo que decir...