Silvia Luna cumple años desde el hospital. | Click

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Este miércoles la cantante Silvia Luna cumple 34 años y los celebra en Son Espases, a donde acudimos para felicitarla con una tarta que le hizo Ángel Cortés, que además le dejó dos ensaimadas para que lo festejara con el equipo médico que la atiende.

Silvia, que sigue luchando contra la leucemia, ahora concretamente contra el rechazo de médula trasplantada que ha tenido, «lo cual no es malo, pues significa que va mejor, que mis células están luchando contra la enfermedad… Pero que hay que esperar, hay que seguir teniendo paciencia…».

Con Silvia está su madre. En realidad, ha estado a su lado desde hace cinco años, que fue cuando comenzó todo. Igual que su padre. Porque la lucha que mantiene contra la leucemia está siendo larga. Y dura. Por ser lo que es y por cómo es: como una montaña rusa. «Porque hoy estás arriba y mañana te vienes abajo, porque cuando crees que estás saliendo, resulta que no, que vuelves a tenerla contigo, como me sucedió en noviembre pasado, que tuve que ingresar otra vez, o como me ha ocurrido en octubre, con el rechazo de trasplante, del que me estoy recuperando, por lo que muy pronto espero estar de nuevo en casa».

«Tengo más amigos que nunca»

Además de la tarta y las ensaimadas que le ha traído Ángel, ha tenido otros regalos, entre ellos unos guantes de boxeo, «que me ha regalado Néstor, un enfermero, que además practica este deporte con mucho éxito. Me ha dicho que me los ha dado por lo luchadora que soy y… Bueno, pues que sí. Que lucho y que seguiré luchando por salir de esta. Que es una pelea muy dura, pero le estoy haciendo frente y… ¿Sabes lo que haré cuando llegue a casa? Colocaré un saco en el comedor, y sentada en mi silla de ruedas, le golpearé, aunque antes tendré que reforzar mis músculos –dobla el brazo mostrando bíceps–, que como veis se me han quedado muy flojos. Pero todo será cuestión de tiempo».

Silvia sigue concienciando a la gente para que se haga donante de médula y de sangre. «Son tiempos difíciles a causa de la COVID-19, pero cuanto más grandes sean los bancos de médula y sangre, más posibilidades tendremos de salvarnos. Porque estas enfermedades no avisan, nadie las puede prevenir. Por eso hay que estar preparados… Y por eso sigo insistiendo. Mientras tanto –añade–, mantengo el ánimo alto, estoy contenta y feliz, no porque no tenga otro remedio, sino porque lo soy. Tengo un gran apoyo de mis padres, cada vez tengo más amigos, que me dicen que quieren venir a verme, pero yo les digo que esperen, que más adelante nos veremos… Y aquí, en el hospital, me tratan como a una reina. No digo que tanto tiempo de estar en esta habitación no me cambie el humor, es normal, pero en seguida recupero el bueno».

Reconoce que en más de una ocasión, en estos casi cinco años de lucha contra la enfermedad, se ha preguntado que por qué esto le ha tenido que ocurrir a ella. «Lo he pensado, sí, y no he tenido más remedio que aceptarlo. Porque no queda otra. Ya lo he dicho antes. Aceptarlo, sabiendo que vas a convivir con ello durante toda la vida, es lo mejor que puedes hacer».

Silvia ha aprendido también a valorar las cosas pequeñas, «pero sobre todo he aprendido a que el aquí y el ahora depende más de lo que somos, que de lo que tenemos. Que no eres más rico por el dinero que tienes, sino por el cariño que te dan las personas que te rodean. Por eso, estoy encantada de tener tantos amigos. Sí, con dinero puedes comprar cosas, pero no el cariño».

Poco antes de la recaída, Silvia nos contó que le gustaría adquirir una silla de ruedas, modelo bipedestadora, porque le permite ir de pie, «sensación que he perdido desde que soy parapléjica. Había abierto una cuenta, porque como es muy cara… Pues la abrí por si alguien me quisiera ayudar a comprarla… Pero al recaer, he tenido que prestar más atención a otras cosas que a promocionar esa cuenta, pero… Sí, me gustaría tener esa silla. Para una persona que ha andado, como yo, es recuperar algo de viejas sensaciones».

«Chicos, quedaos en casa»

Entonces, a ver si entre todos, como ha ocurrido otras veces, le echamos una mano para que pueda adquirir esa silla, con la cual no solo podrá rodar de pie, sino también cantar de pie… Porque antes de la COVID-19 cantaba sentada, y cantaba a gusto, incluso se sentía cómoda, «aunque –reconocía– mejor es hacerlo de pie». (Pero lo del cantar, por lo del coronavirus, tendrá también que esperar). Pues vamos a ver si, mientras tanto, logramos que Silvia se compre esa silla. Este es el número de su cuenta de Bankia ES58 2038 9987 6060 0037 2040. Todo lo que le llegue será celebrado. De momento solo tiene 200 euros. Algo es algo.

Por cierto, Silvia le pide a los jóvenes que no vayan de botellón, ni a reuniones numerosas. «Quedaos en casa, y cuando salgáis, poneos las mascarillas y mantened las distancias. No os expongáis a perder cosas importantes de vuestras vidas, incluso la vida misma, por ir de fiesta. No vale la pena. Además, podéis contagiar a gente de vuestra casa. Sed precavidos, pues».