Con 82 años, Claudine conserva una elegancia y belleza especiales. | Click

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El carismático actor Sean Connery, que falleció el sábado pasado a los 90 años en Bahamas, mantuvo un vínculo con Mallorca durante más de cuatro décadas. En el año 1964 rodó en Mallorca, concretamente en Artà, Portocolom y Cala Rajada, una película con Gina Lollobrigida, La mujer de Paja, y durante ese tiempo se hospedó en The Sea Club de Cala Rajada, un bello lugar que hoy día conserva intacto el espíritu de aquellos años, con sus paredes blancas y maravillosas vistas a las aguas turquesas del Mediterráneo. Allí se reencontraron en 1964 Sean Connery y Claudine Cumberlege. Se habían conocido en Londres cuatro años antes. A sus 82 años, Claudine está en plena forma, nada con frecuencia y practica pádel surf siempre que el mar lo permite. Desde la casa donde reside en Palma, en la barriada de Génova, recuerda su larga amistad con el actor.

¿Cómo se conocieron?
– Nos conocimos en Londres, en 1960, en una fiesta que organizó un tío mío, que era fotógrafo de famosos. ‘¿Quién es esta guapísima mujer?’, le preguntó al verme. ‘Mi sobrina’, dijo mi tío. Y estuvimos hablando. Él estaba en la ciudad para hacer una prueba para James Bond. Hasta entonces, había hecho ya varias películas de éxito. Estuvimos hablando antes de que hiciera la prueba y una vez que la hizo. Estaba contento porque le habían dado el papel… ¿Sabe que me dijo…? ‘Tú me has dado suerte’. Días después me llamó, y me invitó a que asistiera con él a la premier, en Londres, de Espartaco, película protagonizada por Kirk Douglas».

¿Qué es lo que más le llamó la atención de Sean Connery?
– Me llamó la atención su estatura, más de 1,90, su bonita voz, lo muy caballero que era... Estoy segura de que en aquellos momentos, pese a ya haber protagonizado algunas películas de éxito, no imaginaba lo que para él iba a significar ser James Bond. Le di mi número de teléfono… Ese fue el principio de una gran amistad que duró muchos años».

¿En algún momento se sintió su novia?
– Sí, pero no novia para casarnos. Fui su novia durante un año, hasta que se fue de Londres. Yo tenía 21 años y él ocho más que yo, lo cual era mucha diferencia para mi. Además, él se fue a rodar Dr. No.

¿Cómo fue su reencuentro en Cala Rajada?
– Cuatro años más tarde, nos reencontramos en Mallorca, en Cala Rajada, donde mi familia tenía un negocio, The Sea Club, y él vino a rodar La mujer de paja, con Gina Lollobrigida. Aunque a lo largo de esos años estuvimos en contacto, nos volvimos a ver ahí, y él se quedó a vivir en casa. Porque ‘¿para qué vas a irte a un hotel si en casa hay sitio?’, le dije.

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¿Entonces seguía enamorada de Sean Connery?
– Puede que sí, que estuviera enamorada… Pero por otra parte no quería atarme a nadie.

¿Cuánto tiempo estuvo rodando en Mallorca?
– Sean estuvo rodando por espacio de dos semanas. Seguía siendo el hombre simpático, amable, caballero y sano de espíritu que había conocido en Londres. A la gente le caía muy bien. Puede que muchos no le reconocieran como actor pese a haber sido ya James Bond, pero si se le acercaba alguien le saludaba amablemente. Casi siempre andábamos entre Cala Rajada, la zona del palacio de los March y Artà.

¿Recuerda alguna anécdota del rodaje?
– Pues que Gina Lollobrigida tenía que nadar, pero como no sabía, me pidieron que nadara yo en su lugar. Me pusieron un gorro con pétalos, y como ella era bajita y yo muy alta, me filmaron desde lejos, por lo que parecía que era ella. Fue muy divertido. Sí, porque con el paso de los años más de una vez me llamaron La mujer de paja.

¿Qué es lo que más le gustó a Sean Connery de Mallorca?
– Recuerdo que le encantó la belleza de la Isla, su mar, sus paisajes, la gente… Era un amor de hombre. Creo que se llevó un buen recuerdo de Mallorca.

¿Cómo fue la despedida?
– Tomó mis manos y me dijo ‘Qué lástima que seas tan joven… Porque me gustaría pasar mi vida contigo’ y… Pues sí, por aquel entonces, la diferencia de años entre él y yo era de nueve, mucha para mi, pero ello no quitó que siguiéramos siendo amigos, que nos habláramos pese a la distancia que hubiera entre uno y otro… (Una amistad que perduró hasta hace diez años).

¿Le habló alguna vez de lo que significaba para él James Bond?
– Me decía que si por una parte le tenía que estar agradecido, pues le había dado a conocer en todo el mundo, por otra no quería encasillarse en ese personaje, por eso hacía otras películas hasta que decidió dejar de ser 007. Tampoco su forma de ser, hombre pacífico y tranquilo, nada tenía que ver con la de Bond, frío, calculador, violento…

Claudine y Sean en The Sea Club de Cala Rajada en 1964. La mirada lo dice todo.