Sandra Lipski inaugura una nueva edición del festival de cine. | Esteban Mercer

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Sandra Lipski lleva el cine en la sangre, tanto que desde que era una adolescente, de procedencia alemana pero residente y estudiante en Mallorca, decidió, apoyada por su familia, trasladarse a EEUU para estudiar interpretación en la prestigiosa escuela fundada por Lee Strasberg, creador de un método que han seguido muchos de los más grandes actores de la historia, como Marilyn Monroe o Robert de Niro.

Antes la conocíamos por su nombre de soltera, Sandra Seeling.

–Ahora soy Sandra Lipski, desde que me casé uso el nombre de mi marido. Nací en Berlín pero llegué a Mallorca con nueve años y aquí viví, estudié y fui muy feliz hasta los dieciocho años en que marché a Nueva York para estudiar cine, después Los Angeles, donde también estudié y trabajé hasta que decidí crear el festival de cine en mi tierra, Mallorca, el Evolution Mallorca International Film Festival, que hoy se inaugura en su novena edición. Soy actriz, cineasta, emprendedora y necesito hacerlo todo para ser feliz.

¿Cómo empezó todo, en Mallorca?

–Empecé a actuar a los 14 años en una serie de la televisión alemana que se rodaba en Mallorca. Tuve un papel en principio terciario, pero al final acabé siendo parte del grupo principal de actores durante un año. Me había picado el gusanillo de la actuación, me lancé de cabeza. Fue mi gran año de aprendizaje. Mi abuelo paterno era actor en Alemania y quizás heredé su vocación. El caso es que a los 18 años me fui a estudiar al Lee Strasberg Theatre Institute en Nueva York.

¿Recomienda el método Strasberg?

–Creo que es bueno tener diferentes métodos porque al final un actor depende del director y de la película o de la obra de teatro que interpretas. Hay que abrir la mente, como actor aprendes a diario. El método puede que de un prestigio, por el glamour que tiene la escuela, pero no es lo único.

¿Qué es lo otro?

–Los últimos años funciona mucho la improvisación a partir de un guión ya hecho. Esto es maravilloso, da mucha libertad a los actores, porque es más real. Interpretas la vida sabiendo a dónde tienes que llegar. La magia de los rodajes y del trabajo de los actores es esperar, y seguir esperando a que te llamen en soledad, y por eso tengo otros proyectos ahora. Antes era muy frustrante la espera, y creo que por eso surgió en parte el festival.

¿Esperar la incomodaba?

–Claro, al final esperas a que te digan si eres o no lo suficientemente guapa, dudas de todo, pierdes la confianza y esto es muy frustrante. Por eso muchos actores acaban muy mal o cogen su propia ruta haciendo su propia empresa de producción. Si no te vuelves loca. Yo quise estudiar también dirección y producción para poder respirar. Cuando conocí a mi marido, Rainer Lipski, director de fotografía, le propuse rodar un corto, Mi madre, que fue a muchos festivales y era maravilloso sentir que tenía el control, el poder de hacer lo que yo quería. Hice todo, el guión, la dirección, la producción y el papel protagonista. El caso es que quise mandar el corto a Mallorca, a mi tierra, pero no había festival donde enseñar mi trabajo.

Había que crearlo, y usted lo hizo. ¿Fue fácil?

–Lo más difícil de mi vida. Mallorca no es fácil pero gracias a mi pasión e ilusión seguimos aquí. Muchos días habría tirado la toalla, pero me puede la pasión. El primer año siempre suele ir bien porque todos se entusiasman con la novedad, el segundo y tercer año son durísimos. A partir del año cuarto la gente comenzó a tomarnos en serio.

¿Este año cuál es la gran diferencia?

–Lo que quiero es consolidar todavía más el festival. La misión es unir culturas uniendo personas.

¿Por qué eligió esta misión?

–Porque es lo que soy yo. Soy alemana criada en Mallorca que después me fui a vivir a Estados Unidos. En el colegio inglés de aquí estudiábamos gente de todo el mundo y eso fue un gran privilegio. Ahora vivo en Hollywood. Necesito la diversidad, el multiculturalismo. Tras 16 años viviendo en Los Angeles esto es lo que traigo al festival de Mallorca, traigo mis contactos, mis diferentes culturas.

¿Los Angeles es una ciudad fácil?

–No, para nada, aunque la vida puede ser muy bonita, es una ciudad diversa. La ciudad no es nada glamurosa, la alfombra roja que se pone para las fiestas en dos horas se quita y allí se pone a dormir un vagabundo. Es todo imagen, pero no falsa. Cuando hacen algo lo hacen bien pero no es glamour de cine las 24 horas.

Su vida es muy sólida, matrimonio, familia, carrera, festival van de la mano. ¿Hacia dónde quiere ir?

–Mi marido es mi mejor amigo. Todo lo demás es posible debido a que tenemos una base muy fuerte. Nos conocimos en Mallorca hace 20 años y hasta hoy. Cuando es época del festival, él hace todo para apoyarme, después en noviembre seré yo la que le apoyaré en el rodaje de una película. Es importante mantener el equilibrio. Mi primer bebé fue el festival, ahora tengo otro de casi dos años. Es maravilloso crear vida. Le pusimos de nombre Alma, porque todo lo bonito tiene alma.