Los veterinarios de Palma Aquarium se lo han encontrado en varias ocasiones viviendo en la parte trasera del animal, entre el ano y el caparazón. | Fundación Palma Aquarium

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Las tortugas marinas no viajan solas. En sus travesías de miles de kilómetros, van acompañadas de pequeñas poblaciones de criaturas diminutas que viven en su caparazón. Estos seres vivos se llaman epibiontes y se aferran a la piel de los animales marinos para ir de pasajeros en largo viajes, explica la Fundación Palma Aquarium.

«Normalmente ni perjudican ni ayudan al anfitrión en nada, así que se trata de un tipo de relación llamada comensalismo», aseguran. Sin embargo, cuando el animal está invadido por ellos puede indicar que está débil o tiene algún problema de salud.

Entre los huéspedes más habituales de las tortugas marinas están los percebes, las bellotas de mar y las algas. Además de todos ellos, también hay un pasajero muy diferente el cangrejo Planes minutus, que vive en el trasero.

Desde veterinarios de Palma Aquarium se lo han encontrado en varias ocasiones viviendo en la parte trasera del animal, entre el ano y el caparazón. Desde la fundación explican que «poco se sabe sobre su modo de vida, pero parece ser que se alimenta de los restos orgánicos de desecho de la tortuga». «Hay entre ellos lo que parece ser una simbiosis, aunque no está claro si la tortuga saca algo de provecho de su pasajero», aseguran.

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