Gabriela, con los instrumentos que suele utilizar como musicoterapeuta. | Pere Bota

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En su sala de estar se mezclan libros de psicología con otros de cocina y de música. Sobre una mesa ha colocado todos los instrumentos que utiliza como musicoterapeuta: ukelele, panderetas, dos palos de lluvia, cascabeles, armónica, bongos, cabaza, una sánsula o un ‘oceam drum’. Está reconocida oficialmente como tal en España. En Palma, creó la Asociación Balear de Musicoterapeutas hace ahora cinco años.

Cuando alguien está mal, ¿es mejor ponerse música para llorar?

—Está bien, porque se canaliza la angustia. A partir de ahí, comienza nuestro trabajo. El musicoterapeuta facilita experiencias musicales que conecten a la persona con esa angustia para que pueda transitarla y canalizarla. Nosotros le acompañamos en el proceso.

¿Qué es la musicoterapia?

—Podemos diferenciar la educación musical de la musicoterapia, ya que para la primera aprender música es el fin. De hecho, no es necesario que los pacientes sepan música. La musicoterapia es la utilización de la música por un musicoterapeuta titulado. Se trata de un medio dentro de un proceso para trabajar objetivos terapéuticos relevantes a fin de asistir a las necesidades físicas, sociales, emocionales, cognitivas y de comunicación.

Por ejemplo, ¿para qué se utiliza el ukelele?

—A través de él podemos estimular diferentes modos de acción, como ser ‘la pinza’ (se usan los dedos), percusión, rasgueo. Al ser un instrumento liviano, pequeño y con buen sonido, es ideal para trabajar tanto con niños como con personas mayores.

¿Qué hace si una persona acude a usted por estrés?

—Lo principal, si no lo sabe, es encontrar qué y porqué se genera el estrés. Para ello, podemos crear canciones, buscar palabras o frases libres que acompañamos con música improvisada y con lo cual trabajamos. Tenemos que encontrar ‘su’ música o canción, que le dé seguridad. También le brindamos herramientas para que puedan utilizar en su vida cotidiana, como por ejemplo ejercicios de respiración, concentración y relajación. Todo depende de cada persona. El musicoterapeuta es un profesional con teorías y técnicas propias que puede desempeñar en distintos ámbitos (hospitalarios, educativos...).

¿Y si alguien no conecta con la música?

—Hay un trastorno donde la persona no puede reconocer la música como tal (amusia). Son casos excepcionales. Las personas siempre se conectan con la música. La música es inherente al ser humano. Produce efectos beneficiosos en el sistema sensorial, cognitivo y motor (de forma sedante o estimulante), estimula la creatividad, el pensamiento, el lenguaje, el aprendizaje y la memoria. En general, es un estímulo agradable que favorece la socialización y ayuda a la relajación. Cada persona posee un bagaje musical que no se refiere únicamente a sus gustos y experiencias musicales, sino a su relación con el sonido a partir de su primera infancia.

¿Qué tipo de personas acuden a usted?

—De todo tipo. Derivadas por otros profesionales o no. Personas que necesitan ayuda, no importa la edad, ya que trabajamos desde la prevención hasta el acompañamiento al final de la vida. La música la vivimos desde siempre, nuestra vida está llena de sonidos. Con muchos de ellos nos sentimos identificados. Si una persona está deprimida, podemos buscar dentro del proceso una canción que le sea significativa, que sea un aliciente, una motivación y le recuerde experiencias positivas. Estas sesiones estarían pensadas para vivenciar emociones y diferentes estados de ánimo.

La música, ¿es eficaz en sí misma?

—Sí, pero no es terapéutica en sí misma. Sus efectos son el resultado de la utilización de ésta por parte de un profesional que sabe utilizarla como herramienta terapéutica. La condición necesaria para que se pueda hablar de musicoterapia es que exista una relación terapéutica entre un paciente y un musicoterapeuta capaz de utilizar los parámetros del sonido (timbre, ritmo, melodía, intensidad) para provocar mejoras en su calidad de vida.

¿Cuántos musicoterapeutas hay en Baleares?

—Somos alrededor de 20. Actualmente, la musicoterapia como disciplina de la Salud se ha extendido en todo el mundo. Hasta la actualidad, se han desarrollado carreras de grado y post-grado. En España todavía falta un reconocimiento a nivel estatal y una ley de ejercicio profesional.