Un emotivo vídeo que ha enternecido a las redes sociales, pues con la increíble historia de Benito y Joha es imposible no llorar.

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Es bien conocida la historia de Hachiko, ese perro japonés que tiene una estatua en Tokio para conmemorar a la mascota que esperó en aquella plaza durante mucho tiempo a su amo a pesar de haber fallecido. Y se confirma que esta emotiva historia no es un caso aislado, pues hay multitud de fieles canes que guardan un lazo muy especial con su humano aún después de muerto.

Benito es otro ejemplo más de la lealtad de los perros, pues esta mascota de Villaguay (Argentina) vivió con su dueña, Joha, durante dos años y, a pesar de haber fallecido hace 4 años, aún la recuerda.

Así lo contó Belén, la hermana de Joha, con un vídeo en Twitter en el que muestra cómo se pone el animal cada vez que van a visitarla al cementerio. «Vean este amor tan incondicional», escribió. «La acompañó en sus últimos dos años de vida y lo sigue haciendo hasta hoy».

En la publicación se puede ver la ansiedad de Benito mirando por la ventana del coche al llegar al cementerio. Una vez bajan del vehículo, el animal corre hacia el lugar donde está el ataúd de su añorada humana y se pone a saltar y chillar para que lo cojan y lo suban a donde está colocado. Entonces, lo ponen junto al féretro y se queda tranquilo y tumbado sobre la tapa hasta que se marchan, tal y como ha contado Belén.

Un emotivo vídeo que ha enternecido a las redes sociales, pues con la increíble historia de Benito y Joha es imposible no llorar. «50 litros de lágrimas se me cayeron», dijo un tuitero. «La Biblia se equivocó, los seres creados a imagen y semejanza de Dios tienen que ser los perros», comentó otro.