La báscula es protagonista en esta tienda de moda ‘vintage’. | MAX SEGURA/ÓSCAR LAGARROTXA

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Tiene una báscula como si fuera un ultramarinos, donde el género se vende al peso. Pero Flamingos Vintage no despacha embutido ni fruta, sino ropa. Esta tienda de la plaza de la Quartera tiene un peculiar sistema de venta: una camiseta pesa 200 gramos, que a 24 euros al kilo supone 4,80 euros en la factura final. El precio es imbatible.

«Vendemos ropa de segunda mano, reciclada y en un estado perfecto a 13, 24 o 39 euros por kilo. Unos Levis pesan 700 gramos y un abrigo Carhartt, kilo y medio. Nos dirigimos a un público alternativo que no quiere gastar mucho», cuenta Cesca Ballester, responsable de esta tienda que pertenece a una cadena con sede en Barcelona. La ropa que llega a la Isla procede de Texas y Alabama y es toda una reivindicación del consumo responsable de moda.

‘Revival’

«Han venido diseñadores de Inditex a nuestras tiendas para copiar la ropa y crear una línea retro», explica Ballester, que cuenta con piezas con más de veinte años colgadas de las perchas. En estos momentos de crisis, la ropa de segunda mano vuelve a ser un refugio para los presupuestos más ajustados pero también para aquellos que buscan un estilo especial: «A una prenda se le puede devolver la vida pintando o costumizando: una camiseta se transforma en falda y un pantalón, en peto vaquero».

Mientras tanto, pelea por seguir en el Casc Antic y en su local hay espacio «para un socio que quiera montar un negocio compatible con Flamingos Vintage Kilo. La idea es compartir impulso y metros». Son tiempos de reutilización y colaboración.