‘El Pirata’, la estatua viviente en Marquès del Palmer. | Pere Bergas

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La modificación del decreto para la realización de actividades artísticas en la vía pública, presentada esta semana por la concejalía de Participació Ciutadana del Ajuntament de Palma, trae algunas novedades consigo: Santa Catalina y es Jonquet son dos nuevas zonas acústicamente protegidas, los artistas deberán pagar una tasa de mínimo 48 euros al año y, en todo momento, deberán exhibir un carné identificativo, entre otras medidas. Algunos artistas todavía desconocen los cambios en la normativa y otros expresan su opinión.

«Me parece perfecto. Viene gente de fuera a copar lugares que están ocupados desde hace muchos años», asegura Juan Carlos Russo, un pintor que expone sus obras en la calle de Sant Miquel desde hace veinte años. En la misma calle, Jano no se muestra demasiado optimista: «No estoy demasiado al tanto de las novedades, pero creo que no hace falta ningún decreto, acabaremos debajo de un puente. Este invierno será de llanto y crujir de dientes». Por su parte, Meri considera que el decreto puede ser positivo de cara a la próxima temporada. «Puede que mañana no trabajemos. Este ha sido un verano muy flojo».

el pintor Juan Carlos Russo.
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Marcada por la COVID-19, esta ha sido una temporada para el olvido. «Ha sido un año horrible. He comido de la asistencia social y recibí una pequeña paga que me quitaron en cuanto pude reemprender mi actividad, aunque algunas semanas no alcanzase los 30 euros», explica Agustín, un caricaturista de la Plaça Major. En la Plaça del Marquès del Palmer se encuentra El Pirata, una locuaz estatua viviente: «El lunes, con suerte, me marcho a Tenerife. Soy residente canario y, ya que aquí cierran los hoteles, sigo a los turistas».

«Hace muchos años me cansé de trabajar. Más tarde me harté de pagar un alquiler. Entonces decidí dedicarme a la música en la calle», asegura Adal Ginory, que toca un viejo piano Casio electrónico en la Plaça de Santa Eulàlia: «Creo que los músicos callejeros deberíamos recibir ayudas en vez de que nos cobren tasas. El día que nos quiten la música estamos acabados».

El pianista Adal Ginory.