Dandy busca la concentración y el equilibrio practicando slackline. | Julián Aguirre

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El Parc de sa Riera, desde su inauguración en 2007, se ha convertido, cada vez más, en punto de encuentro de muchos ciudadanos. Unos aficionados a practicar deporte al aire libre, otros a pasear con el perro, disfrutar junto a amigos o con niños en el área infantil. Compartir pícnic en el césped, a la sombra de algún árbol, momentos de relajación practicando yoga, taichí, etc o sencillamente, de charla.

El pulso de la ciudad se podría medir por lo concurrido que está el Parc de sa Riera cualquier día. Por las mañanas menos actividad, pero por las tardes, y, sobre todo tras el confinamiento, el ritmo es vertiginoso. Especialmente de jóvenes, familias y grupos de amigos. Cristian García y Jonathan Miguel son dos entrenadores especializados en entrenamientos personales y grupales de la asociación deportiva WorkHub Palma.

PARC DE SA RIERA.

«Trabajamos en grupos de 12 personas y, sobre todo, enseñamos a entrenar, fortalecer músculos y un buen acondicionamiento físico», señalan. La mayoría de las asistentes son mujeres, «sí, porque los hombres tienden más a buscar entrenamientos on line o ser autodidactas». Atando la cuerda elástica a dos troncos se encuentra Dandy, un alemán de 40 años, natural de Berlín, que practica el slackline. «Hace año y medio que comencé y me ayuda a concentrarme. Trabajo desde casa, frente al ordenador y esto me ayuda a evadirme. No es fácil, pero con la práctica y la concentración cada vez se coge más equilibrio», confiesa.

En una zona de árboles, bajo la sombra y tumbadas en el césped, Camila y Bea practican el acroyoga. «Es una práctica física que combina yoga y acrobacias. Se basa en tradiciones de artes circenses, animadores y acro de baile. Hemos creado Acro Delia y la gente que quiera intentarlo puede venir por las tardes, sobre las cinco», comentan Camila y Bea.

Aficionados al running trazan sus propios circuitos. Manuel Cobos es un vecino de la zona que a los 40 empezó a correr, hace cinco años. «Me gusta venir cada tarde y subir o bajar los escalones de la zona del anfiteatro o correr junto al torrente, pero no voy por el centro del parque porque la gravilla fina es muy molesta para correr».

Las pistas de baloncesto y futbito se encuentran a rebosar de grupos de adolescentes jugando. Al igual que la zona de Skatepark, donde los chavales, de todas las edades, realizan movimientos con sus patines y monopatines. El área infantil se convierte en el mejor lugar de juego para muchos niños con sus gigantescas torres, toboganes y columpios.

PARC DE SA RIERA.

Un nutrido grupo de practicantes de nordic walking hacen una pausa en su ruta, para beber y descansar antes de llegar al final de su recorrido.

En la zona del anfiteatro, una batucada ensaya sus piezas. El ritmo de los tambores alerta a algunos curiosos, que se acercan y observan cómo tocan. Gabriel y su mujer, María, regresan de regar los tomates del pequeño huerto urbano que hay dentro del parque. «Ahora sólo se puede venir a última hora de la tarde, porque durante el día pega mucho el sol», comenta Gabriel, encantado con las cuatro hortalizas que le nacen en su pequeño espacio cedido por el Ajuntament de Palma.

PARC DE SA RIERA.

Un pulmón de oxígeno en la ciudad de Palma

El Parc de sa Riera fue inaugurado hace 13 años, en enero de 2007, tras 20 años de gestación y un coste de 32,5 millones, contando las expropiaciones. Tiene 30.000 m2 de bosque y huertos urbanos, así como pistas deportivas, un aparcamiento de 334 plazas, un anfiteatro y un parque infantil, entre otros servicios. Junto al bosque de Bellver, es el parque más grande de la ciudad, una importante zona verde y un verdadero pulmón de oxígeno.

El Parc de sa Riera cuenta con cuatro accesos: Camí de Jesús, calle Salvador Dalí, calle Andreu Torrens y calle Sínia d’en Gil. Sus puertas se cierran por la n