La historia de esta pareja de Vilafranca de Bonany cumple 50 años. | Youtube Ultima Hora

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En la carretera de Palma, la única arteria del municipio de Villafranca de Bonany, es difícil no percatarse de una tienda llamativa en primera línea. Allí conviven diversos manjares de la tierra, con raíces estrictamente mallorquinas. Se asoman diariamente tres cabezas, aunque son muchos los extranjeros y residentes que cada verano ocupan el poco tramo de estacionamiento para recoger la tradicional compra. Hace 51 años que Maria Gayà y Guillem Morlà, de 72 años y 73 años respectivamente, se dieron el «sí quiero». Y hace 51 que ambos abrieron ‘Alls i Melons’. Esta es una historia de amor y de trabajo, de una vida dedicada a la agricultura, a su extensa familia y a sus clientes. Y de mantener la alta calidad de los productos desde 1969 hasta la actualidad.

Toda una vida

«Los melones y los ajos representan toda mi vida, desde que di los primeros pasos. En mi casa, siempre ha habido». Lo dice Guillem con una sonrisa destacada, mientras su mujer se marcha a la cocina porque este día vienen a comer sus tres hijos – Pedro, Margalida y Joan – y su tropa de nietos. Este matrimonio se conoció en el único colegio que había en el municipio, donde apenas había habitantes. Tenían 14 y 13 años cuando se ojeaban por las calles. Ella trabajaba en un bar, mientras que Guillem ya manejaba el negocio de los melones. «Mis padres eran payeses. Iban a vender cada día melones a las Avenidas de Palma», reconoce. En los primeros años del local solo vendían melones, ajos, tomates de ramallet y algunas patatas. Con los años, el resto de alimentos se irían incorporando con la llegada de los turistas. «Los mejores años para el negocio fueron desde los ochenta hasta 2005. Trabajábamos las 24 horas el día, durante toda la semana. Venía mucha gente a visitarnos, desde residentes hasta extranjeros. Y muchos famosos», expresa Maria, que nombra algunos rostros: Sara Montiel, Ana Obregón, Carlos Sainz, Rafa Nadal o la emperatriz persa Farah Diba. «Hablamos de una época en la que 28.000 coches circulaban por aquí. Hoy, apenas mil».

Recuerdos

Maria y Guillem echan la vista atrás por un momento. «Si volviera a nacer, elegiría la misma vida», dice ella, que de vez en cuando viene, junto a su marido, a echar una mano a su hijo Pedro, actual gerente de la tienda.

Han pasado momentos malos, no lo niegan. «Hace 28 años vimos morir a un niño atropellado por un coche. Nunca olvidaré ese momento». Pero la balanza les ha aportado más recuerdos positivos y anecdóticos. «Una vez, mi mujer y yo íbamos en barco de Barcelona a Palma. Escuchamos que un camarero les decía a unos pasajeros que ‘de postre tenemos melones de Villafranca’. Nosotros nos reímos al percatarnos de esa conversación».

Amor entre melones y ajos
Maria Gayà y Guillem Morlà sostienen un melón, una sandía y sus famosos ajos.

Cumplir 51 años de amor entre ‘Ajos y Melones’ no son solo 26 minutos de audio. Son horas de trabajo en el campo, de circulación por la carretera, de aprendizaje; de risas y llantos, y de miles de melones abiertos para darlos a probar a sus asiduos clientes. También para recordar a sus nietos su vinculación con este manjar, por si se animan a continuar la saga familiar.

El melón y los ajos, del huerto

La llegada del verano representa dos cosas fundamentales para el matrimonio que forman Maria y Guillem: ajos y melones. No es solo el nombre de su local, también sus productos más solicitados durante los meses de verano. Guillem explica que en estos meses la cosecha de melones es de «calidad y muy dulces», aunque maduros. Si bien, recuerda que la temporada de este producto ya se extiende hasta el inicio del invierno. Los ajos, asimismo, son otro de los alimentos ‘estrella’ de este local, que este año cumple 51 años de historia en la pequeña localidad de Villafranca de Bonany. Entre los turistas, destaca el visitante alemán, y también acoge al cliente residente durante el año.