Mallorca cuenta con un ciclo superior de FP de la industria vitivinícola en el IES Felanitx. | P. Bota / M.A. Cañellas

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El vino ha sido y es cultura y tradición ancestral en Mallorca. Hace un par de décadas se consiguió por fin, con no poco esfuerzo y pedagogía, que también fuera una industria floreciente. Por lo tanto, solo faltaba que el sector contara con unos estudios reglados en condiciones sobre el mundo del vino para que los interesados en formarse en este campo no tuvieran que trasladarse forzosamente a estudiar a la Península. Una situación así solo conseguía algo fácil de deducir: menos gente preparada en Mallorca para trabajar en las bodegas. Tras años de esfuerzo y preparación, el IES Felanitx ha dadodio el pistoletazo de salida en 2018 al primer ciclo superior de FP en Vitivinicultura que se imparte en Mallorca.

Durante dos cursos, estos chicos se imbuirán de legislación, vinificaciones, bioquímica, procesos de Mallorca estrena este curso el ciclo superior de FP de la industria vitivinícola en el IES Felanitx con seis alumnos que realizarán 2.000 horas de estudio y prácticas en diferentes bodegas isleñas crianza o análisis enológicos, entre otras materias. ¿El objetivo? Una formación completa y dual para los alumnos: desde la siembra de la vid hasta la comercialización del vino y sus derivados, pasando por los procesos necesarios para dar forma a los caldos o la legislación sobre el vino.

Sin olvidar las prácticas remuneradas en bodegas de la Isla; unas 25 en total se han sumado a este proyecto que nace con la intención de que más centros de FP de la Comunitat terminen ofreciendo este ciclo superior en sus planes de estudio.

El IES Felanitx ha adaptado sus aulas a los nuevos estudios vitivinícolas.

Un sector en expansión

Todo hay que decirlo, la formación en vitivinicultura nace en la Isla en un momento más que propicio. El sector del vino en todo el Estado vive un momento dulce. Los números marean. Atentos: existen más de 900.000 hectáreas de viñedos y unas 4.000 bodegas repartidas por todo el país, según datos de la Federación Española del Vino. Además, el sector español es líder mundial en exportación. Sólo en 2017 las bodegas españolas lideraron el mercado mundial del vino con unas ventas de 22,8 millones de hectolitros por 2.850 millones de euros, según los datos manejados por el Observatorio Español de los Mercados del Vino. Esta cantidad pone al país por delante de sus principales competidores, como Italia —con 21 millones de hectolitros— y Francia, con 15 millones de hectolitros.

Quizá las suspicacias surgen cuando se habla de la estrategia que sigue el mundo del vino. La tónica parece ser cantidad más que calidad. España es el país exportador que más barato vende, solo por encima de los vinos sudafricanos. Una comparativa para que vean el panorama. Por su exportación récord en 2017, España solo ingresó 2.850 millones, frente a los 9.000 millones de Francia. La razón es que mientras la industria vinícola española vende a 1,25 euros el litro, los franceses lo hacen a una media de seis euros. No hay color.

El cambio en Baleares

Las Islas, como en muchas otras cosas, funciona a su ritmo. El vino de calidad de las Islas es un negocio en continuo crecimiento: hay unas 1.630 hectáreas de viñedos repartidas por todo el Archipiélago, el año pasado se produjeron casi 54.000 hectolitros de vino y las denominaciones de origen (DO) –Binissalem, Pla i Llevant, Vins de la Terra de les Illes Balears, Serra de Tramuntana, Mallorca, Eivissa, Formentera y la DO Illa de Menorca – ganan prestigio nacional e internacional de año en año. Es un negocio floreciente que hay que mimar. La presidenta del Govern, Francina Armengol, lo dijo: «Es un sector puntero y estratégico en las Islas». Ahora hay que ver que si del dicho se pasa al hecho.

1.631 hectáreas de la Isla se dedican ya al cultivo del vino, que ha incrementado sus ventas a países europeos en un 230 por ciento desde 2005.

Antoni Bennàsar, presidente de la DO Pla i Llevant, lleva años luchando por la puesta en marcha de estudios reglados sobre este sector en las Islas: «Antes se aprendía y se trabajaba al mismo tiempo. Pero con los tiempos que corren, necesitamos más gente bien formada, especializada y que sepa lo que hace cuando trabaja en una bodega», recalca Bennàsar, al tiempo que recuerda la peculiaridad de la industria del vino en las Islas, con bodegas pequeñas y una producción corta de botellas. «Para sobrevivir tenemos que ofrecer la mejor calidad posible. Ese es nuestro secreto», finaliza.