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¿Quién no se ha equivocado alguna vez? Los lapsus lingüísticos son relativamente frecuentes, pero la televisión e internet han permitido que los gazapos sean más conocidos. Para conocer cuál es el mejor, la Fundéu BBVA impulsó un Mundial de Lapsus que ha ganado la 'luz genital', al imponerse con el 57 % de los vostos en una reñida final al 'cólico frenético'.

La institución presentó un concurso a nivel internacional que buscaba el mejor lapsus lingüístico. Para ello, escogió 16 errores y los puso a competir en Twitter: «Confundir, al hablar, palabras de sonido parecido, pero de significado muy distinto es algo que puede pasarle a cualquiera. Lograr que esa equivocación tenga su gracia y se convierta casi en una obra de arte ya no es tan común».

El resultado lo ha dado a conocer el director general de la Fundéu BBVA, Javier Lascuráin: «Tenemos que dar las gracias a los miles de seguidores de la Fundéu que no solo han votado en cada una de las fases de la competición, sino que en muchos casos han añadido sus propios lapsus, algunos descacharrantes».

El autor del lapsus ganador es Juan Pich y Pon, alcalde de Barcelona en la década de 1930, quien pronunció «luz genital» en público para referirse a la luz cenital de la que se podía disfrutar en un restaurante recién abierto en la Rambla de Cataluña.

«Su colección inacabable de dislates lingüísticos dio origen a la voz piquiponada, que aún hoy se emplea en Cataluña para referirse a este tipo de errores. A él se atribuyen, entre otros muchos, el del sifilítico (su pobre sobrino, que coleccionaba sellos y, que se sepa, no tenía ninguna enfermedad infecciosa), la calígula veraniega y nuestra ganadora, la luz genital ('En la Rambla de Catalunya han abierto un restaurante con luz genital', dicen que dijo)», expone la Fundéu.

Entre los candidatos estaban «los preservativos de la boda» (por preparativos), «nadaba en la ambulancia» (por la abundancia), «estar en el candelabro» (por el candelero) o «una auténtica aborigen» (por vorágine): «Combinaciones imposibles que enseguida hacen saltar las alarmas y alegran el día a los buenos degustadores de estas delicias del idioma», valora la institución.