La mallorquina Michelle B. O’Connor es estudiante de Ciencias Políticas. | M.B.

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Al norte del estado de Virginia se encuentra el condado de Arlington y allí reside la mallorquina Michelle B. O’Connor. La joven es estudiante de Ciencias Políticas y aceptó unas prácticas en Washington para trabajar en una organización sin ánimo de lucro, en la que ayuda a mujeres y niñas inmigrantes que han sido víctimas de violencia de género.

«Desde que estalló la COVID-19 muchas mujeres se han quedado sin trabajo, situación que las ha dejado ante una vulnerabilidad extrema. En Estados Unidos si no tienes trabajo, te quedas sin nada. Por eso, es el único país que he visto en el que hay manifestaciones en contra del confinamiento», explica Michelle.

La mallorquina empezó a trabajar desde casa el 16 de marzo, aunque la cuarentena obligatoria no empezó hasta el 23 de ese mismo mes y está previsto que dure hasta el 10 de junio. «Aquí, cada Estado hace lo que quiere. En Virginia se puede hacer deporte al aire libre y salir del estado, mientras que en Delaware, por ejemplo, las fronteras están cerradas».

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Según cuenta la joven, las calles de la capital estadounidense empezaron a vaciarse cuando muchas empresas, por voluntad propia, decidieron teletrabajar. Además, añade, es cuando empezó a tomar conciencia de la situación y se vio en la tesitura de tomar una decisión: «Tuve que decidir: volver a casa o quedarme aquí». La decisión para Michelle no fue fácil, pese a que el comportamiento de los americanos en Virginia es responsable. Al final, decidió quedarse y no renunciar al trabajo ni a la experiencia. «Pensé que, aunque todos mis planes de visitas y viajes se habían cancelado, tengo la posibilidad de seguir trabajando. No quería renunciar a esta oportunidad», asegura.

Pero a pesar de permanecer en Estados Unidos, la mallorquina ha sufrido varias cancelaciones para regresar a España. Su próximo vuelo está previsto para el 28 de junio.

«Aunque no me arrepiento de haberme quedado todo este tiempo, he pasado muchos días con ansiedad y bastante inquieta por no saber cuándo podré volver, y preocupada por mi familia en Palma. Y ahora que tengo una vuelta programada, nada me confirma que el avión vaya a despegar».