El fotógrafo Bruno Daureo. | Bruno Daureo

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Bruno Daureo (Palma, 1987) es, a pesar de su juventud, un reconocido fotógrafo con una gran cantidad de exposiciones en su objetivo y galardones como el Art<30, que logró en 2010 y que organiza anualmente la Sala Parés de Barcelona, o el Palma 365 en 2018.

Además, es profesor de fotografía en el EDIB y en EASDIB está como interino en el departamento de fotografía e ilustración. Inquieto por naturaleza, desde hace unos días fotografía, desde el confinamiento por la pandemia del coronavirus, a los vecinos que pasan por el portal de su casa, situado en el Carrel del Vi.

¿Cómo​ surgió esta idea?

—Creo que por mi naturaleza. Por ejemplo, mi hermano Borja es una persona que necesita del deporte para mantener su homeostasis. Ése por desgracia no es mi caso (risas). Yo necesito intentar ‘construir’ cosas para estar en ese equilibrio. Para desarrollar mis proyectos personales suelo hacer uso de diversas herramientas; me gusta la experimentación y combinar elementos a la hora de expresar una idea. En este caso ha sido la cámara fotográfica, pero también estoy grabando sonidos y preguntando a los protagonistas de esta idea.

¿Cuántas fotos ha realizado?

—De momento, unas doce.

¿Es participativa la gente?

—Por desgracia cada vez la gente parece estar más apática. El otro día sin ir más lejos le comenté a un empleado del servicio público si quería participar en el proyecto y me argumentó que no accedía debido a posibles recriminaciones.

¿Cuándo suele realizar las instantáneas?

—No sigo un patrón de tiempo, normalmente es cuando hago el desayuno o la comida que abro las palas de mi entrada principal y me dispongo a ver el mundo del cual nos han privado por el momento.

¿Qué hace o hará con las fotografías?

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—Tengo un proyecto en el que las imágenes se va a dividir en actos, tantos como se haya pospuesto el confinamiento. Cada uno será un capítulo que muestre la evolucion de este proyecto que está cresiendo sin un guión previo, es decir, a tiempo real.

¿Qué cámara está utilizando?

—Estoy trabajando cono dos cámaras. La principal es una vieja cámara técnica de la marca Cambo, la cual proporciona unas placas (negativos) de 4x5 pulgadas. La elección a la hora de usar esta cámara ha sido establecer una especie de relación o metáfora entre el proceso fotográfico con este tipo de cámara y la situación de confinamiento. Ambos requieren de paciencia. Al mismo tiempo, hago otra fotografía mediante cámara digital. Esta me sirve para mandarla a los retratados, amigos, familia y son las que ilustrarán esta entrevista.

¿Qué busca en estas fotografías?

—Busco poder comparar el ‘antes’ y el ‘después’, es decir, que cuando volvamos a poder callejear con una sonrisa de oreja a oreja, contactaré con los modelos para hacerles un segundo retrato. En general, la idea es muy sencilla, sin pretensiones ni artificios pero con un factor humano importante. Creo que es el motivo por el cual la idea ha tenido buena acogida.

¿Cómo está llevando el confinamiento?

—Supongo que, como todos, hay días y días. El confinamiento en un espacio de 75 metros cuadrados no es nada fácil. Además, hace solo un mes que nos mudamos definitivamente al estudio y aún nos encontrábamos en fase de adaptación en el momento en que empezó todo este follón. No estamos todo lo cómodos que deberíamos para poder lidiar con la situación, pero somos muy conscientes de que esto es lo que hay. Además, yo soy bastante inquieto, muy curioso con el mundo que me rodea y hasta ahora siempre estaba de arriba abajo.

¿Habrá alguna conclusión positiva de ello?

—Siempre he pensado que una vez superados los momentos difíciles nos volvemos mejores. Mejores personas, mejores profesionales, padres, amantes... Y por supuesto esta no será la excepción. Estoy seguro de que cuando salgamos de esta, todo será mejor y posiblemente que la recuperación sea lenta, pero sin pausa. Y a la vez me viene a la mente que no sé dónde aparqué el coche por última vez, ¡madre mía!

¿Cómo lo lleva su hija de 14 meses?

—Nina lo está pasando como puede, por suerte no es consciente de la situación y por lo tanto no hay que explicarle nada que la pueda hacer sufrir, ya sabemos todos que los niños tienen una sensibilidad especial. Como todos los peques, ella tiene una energía brutal, energía que de una manera u otra los padres debemos desgastar y ahí está lo complejo de la situación. Yo por ejemplo utilizo la técnica del videoclip que le digo yo, consiste en que haga ejercicio a partir de escuchar música. La verdad es que nos pegamos unos buenos bailoteos. La parte negativa de esta estrategia es que yo también me canso...