Seguimiento desigual de la iniciativa en la capital. | Pere Bota

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Las 20:30 horas de la tarde de este sábado ha sido el momento convenido para sumarse al movimiento global ‘La Hora del Planeta’, con la única intención de llamar la atención sobre el deterioro de la Tierra a consecuencia del cambio climático.

Durante una hora, particulares, empresas y organismos oficiales de todas las ciudades y pueblos del mundo han apagado la luz. Un sencillo gesto que en Palma ha tenido un seguimiento desigual. Los edificios más emblemáticos de la ciudad, como el Consell o la Catedral, han perdido durante una hora su elegante iluminación ornamental; en cambio, los ciudadanos anónimos no han participado como se esperaba en la iniciativa.

Esta acción simboliza la necesidad de frenar un poco, de vivir de una forma más austera, de evitar el derroche y pensar también en el medio ambiente que, según los expertos, camina irreversiblemente hacia el desastre si no nos lo tomamos en serio.