En él se hospedan personas con rentas entre los 300 y 600 euros al mes | Youtube Ultima Hora

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El Llar Inge, creado por la Fundació Tardor, en la calle General Riera, de Palma, abrió ayer sus puertas a más de cincuenta personas de escasísimos recursos —con pagas entre 400 y 600 euros— para que puedan disfrutar de unas instalaciones dignas. El centro cuenta con dormitorios, aseos y duchas, servicio de lavandería y sala de esparcimiento con televisión incluida, algo que muchos de ellos no podían alcanzar, pues el alquiler de una habitación les cuesta entre 400 y 500 euros, más la fianza y el mes de adelanto.

En cambio, en este albergue pagan entre 75 y 200 euros, dependiendo si la habitación es para una, dos, tres o cuatro personas. Además de los servicios apuntados más arriba, se incluye la opción de poder desayunar, almorzar, merendar y cenar de forma gratuita en el comedor de Tardor, en calle Reina María Constanza, lo cual se traduce en que si cobra 600 euros y paga 150 por la habitación y demás servicios, puede disponer de 450, con los cuales puede vivir dignamente.

¿Cómo ha conseguido Tardor este (digamos) milagro? Según nos contaban ayer los artífices del mismo, Johnny Darder, Toni Bauzá y Ascen Sala (los tres en la foto que aparece a la izquierda de estas líneas), primero, alquilando el inmueble por 1200 euros, más IVA, al mes; luego haciendo la reforma —por supuesto, con todos los permisos en su poder— con voluntarios, y amueblándolo con donaciones de particulares y de empresas, que también han contribuido en las instalaciones eléctricas y de suministro de agua.
A ello, añadamos que habrá cuatro personas, voluntarias por supuesto —gente sin recursos, sin techo, pero de confianza—, que a cambio de un lugar digno donde poder descansar, por turnos se encargarán del buen funcionamiento del albergue. ¡Ah! Y los usuarios serán 0’0 en alcohol y 0 en drogas, a los que se les pide orden, limpieza y buen trato.

¿Que cómo se financia? Económicamente, con lo que pagan los que viven en el albergue, que son unos 7.500 euros, con los que se abona el alquiler del mismo, la luz y la electricidad. Y nada más, pues, a diferencia de los albergues oficiales, no tiene empleados, aunque sí gente voluntaria que colabora de forma altruista.

Tardor, respaldado económicamente la Fundación Calonge, fundada por la germana Inge, tiene otros tres proyectos: uno para familias monoparentales, otro para familias en el umbral de la pobreza, y un tercero para personas, sin recursos y con las facultades mentales algo debilitadas, que no encajan en ningún sitio, quedándose en tierra de nadie.