Imagen de grupo de participantes, jurado y patrocinadores del campeonato celebrado en la Escola d’Hoteleria de les Illes Balears. | Pere Bota

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Tras veintidós concursos, este jueves una mujer fue elegida la Mejor Sumiller de Baleares. Ella es Julianna González, nacida en Puerto Rico, pero que desde los cinco años reside en Mallorca. El año pasado ya se clasificó en tercera posición. Este título le da derecho a participar en el Campeonato de España junto a Josep Juhé, sumiller del restaurante Baiben, que quedó en segundo lugar.

En esta prueba también tomarán parte Gabriel Lucas y Davide Delago, campeón y subcampeón de Baleares en 2019, respectivamente, por haber quedado clasificados entre los diez primeros en el anterior nacional.

campionat sumillersFOTO: BOTA

Sorpresa

Julianna explicó tras el concurso que la victoria «ha sido toda una sorpresa. Hace dos años me presenté cundo era alumna de la Escola d’Hoteleria y sólo llevaba dos meses en este mundo. El año pasado ya tenía más experiencia y había estudiado más y fue mejor. Y este año, pues tampoco pensaba ganar». La joven tiene muy claro quiénes han sido clave a la hora de dedicarse a esta profesión. «Sin duda, se lo debo todo a Es Racó d’es Teix, donde comencé, y luego ha sido una gran suerte y un privilegio ver trabajar a Davide (Delago), que me ha enseñado muchísimo».

La vencedora confesó que la parte más dura de la prueba había sido «la decantación. Es lo que más me ha costado, mientras que en las catas me he sentido bastante cómoda dentro de los nervios de la competición». La mejor sumiller de Balears trabaja en La Bodeguilla, situada en la calle Sant Jaume, de Palma. «Hasta el campeonato nacional, que es a primeros de abril, mi intención es estudiar todo lo más que pueda, pero también quiero disfrutar del evento, porque sé que no haré podio», aseguró. Respecto al hecho de ser mujer, explicó. «Todos me tratan estupendamente. No me siento ni inferior ni superior a nadie».

campionat sumillersFOTO: BOTA

Una prueba completa y complicada

Los concursantes comenzaron la jornada con una prueba escrita –parte de ella en inglés– y una cata de un vino blanco y otro tinto. Por la tarde, los tres finalistas tuvieron que realizar una descripción de otro blanco y otro tinto, una cata a ciegas de tres productos, la corrección de una carta de vinos, el maridaje de un menú elaborado por el chef de Vandal, Bernabé Caravotta (que constaba de seis entrantes, tres principales y postre) y una decantación de un vino de Borgogna.

Como última prueba, que fue una sorpresa, los sumilleres tuvieron que repartir una botella Magnum (1,5 litros) en 17 copas con la posibilidad de sólo una rectificación.