Silvio repite la frase «No hay que comprar para construir», como si fuera su mantra.

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Reciclar sí, por supuesto, pero también reivindicar. Éstas son los dos nexos que unen la obra artística de Silvio Bondolich, nacido en Córdoba (Argentina) y que desde hace tres años reside en Palma con su mujer e hija. «Me gano la vida como peluquero desde hace 20 años. En mi tierra natal tenía una peluquería de autor, con cortes artísticos, y allí colocaba mis obras». Silvio comenzó a reciclar muñecos y juguetes de plástico y a elaborar diversas figuras, donde la variedad de color es una de sus señas de identidad. «Cuanto más color, más sensación de consumismo se produce», explica. «En Argentina la gente no está tan concienciada como en España con el asunto del reciclaje», explica Silvio. En las obras de este artista se encuentran desde coches a aviones, pasando por superhéroes o moldes para jugar. «Yo me encargo de la recogida de todos los juguetes y la verdad es que los niños me hacen más caso que los adultos». La primera persona que le dio una oportunidad de exponer sus trabajos fue José, de la tienda Pasatiempos. «Primero, los puso en la calle Brossa, y luego ya en el escaparate de la más grande, en la calle Quint. Fue un éxito porque vino un mallorquín y se las quedó todas». ‘Silvio Plástico’, así es su nombre artístico, explica: «Siempre que tiro algo a la basura pienso qué pasará con eso. Y eso es lo que alimenta mis ganas de seguir practicando esta afición, y que la excusa sea el arte para reflexionar y poder ayudar a que la sociedad encuentre un propósito altruista y así dejar un mundo con otro nivel de conciencia para las próximas generaciones».

A Silvio le gustaría contar con su propio negocio de peluquería en el centro de Palma lo suficientemente amplio para que allí pudiera mostrar sus obras. «El trabajo de peluquero me encanta y no lo dejaría, pero sí que creo que a medio plazo podré completar mis ingresos con la venta de mis obras».

Silvio repite la frase «No hay que comprar para construir», como si fuera su mantra. «Los juguetes son como los textiles, nadie los recicla. Antes de tirar algo hay que pensar si le podemos dar otra utilidad, bien dándoselo a otro niño o reutilizándolo».

En este tiempo, Silvio ha colaborado con tres centros escolares: Alfonso Maria de Ligorio, el CEIP Jaume I, ambos en Palma, y el CEIP Pere Cerdà, del Port de Sóller. «También he hablado con el Ajuntament de Palma y el Govern y ojalá que adquieran una obra mía y la expusieran en la calle para concienciar más aún a la gente del problema».