Aspecto frontal del vehículo superdeportivo. | Gabriel Alomar

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Este fin de semana los amantes del automovilismo tienen una cita en Sóller con motivo de la 40 edición de la Pujada al Puig Major, que se presenta con interesantes novedades y 116 vehículos inscritos, ante una presencia de público que puede rondar los 15.000 espectadores.

Lluc Feliu un piloto consagrado que llevaba desde 2006 sin participar, se presenta con un vehículo mítico, la barqueta Osella-PA20-S. Se trata de un bólido de la categoría CM diseñado y construido en Italia, en 1997, que fue de Pablo Garrido y que ha cosechado numerosas victorias en Europa. Desarrolla una potencia de 380 CV.

Así, es un monoplaza de seis cilindros con motor BMW de 3.000 centímetros cúbicos, pensado para la montaña y que en su configuración actual alcanza los 230 kilómetros a la hora. Según indica Feliu, en la competición que se celebra hoy entre los municipios de Sóller y Fornalutx –y que prolonga su recorrido en 1,5 kilómetros para adaptarse al formato europeo–, hay vehículos de este tipo, pero son actuales. Lo que diferencia la apuesta al volante de este genuino ´Made in Italy’ es su carácter de futuro clásico tras una cuidadosa restauración realizada en Asturias. «Es un reto que requiere un esfuerzo mental de concentración más que físico. Te hace estar en tensión por el coche. Un segundo cuenta», indica Lluc Feliu ante el reto que supone pilotar su espectacular coche de competición de 4,50 metros de largo por dos de ancho y que apenas lo separan dos centímetros del suelo.

Con esta competición puntuable en el Campeonato Balear de Montaña, Lluc Feliu, patrocinado por Diblaplac, será un candidato al scracht en competencia directa con Jaime Carbonell. En su trayectoria como piloto de carreras, Feliu destacó con vehículos de la marca Renault, como el 5 Copa o el Fórmula, con los que participó en sucesivas ediciones.

Ahora, con la colaboración de Nadal Galiana, campeón en sucesivas ediciones del Rally Clásico de Puerto Portals, ha regresado a la pista con este coche evocador de las sensaciones puras al volante. Y es que el Osella no dispone de servoasistencia de ninguna clase y todo su manejo es directo e inmediato. El salpicadero solo cuenta con una minipantalla digital.