Las terrazas de los restaurantes ofrecen buenas vistas al mar. | Gabriel Alomar

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Entre los rincones con encanto del verano en Mallorca más populares durante décadas por su particular encanto y sus restaurantes especializados en pescado fresco destaca Portopetro. Constituido por una bahía natural con distintas calitas y dos playas, dispone de un pequeño puerto pesquero y un club náutico.

Esta instalación ocupa el espacio del antiguo Caló des Moix, que hasta los años 60 permaneció en estado natural. A la entrada y junto a la orilla sobreviven muchas casas originales y ahora centenarias, reconvertidas en restaurantes junto al antiguo escar con suelo de piedra. Y también un hotel pionero, el Varadero, que ahora ofrece al visitante una magnífica terraza panorámica. A principios de los años 60 se construyó una urbanización modélica por su integración en el paisaje y sus valores botánicos.

Era la faceta local del Club Mediterránee, que adquirió especial popularidad en Francia, proyectando la imagen más idílica y paradisíaca de Mallorca, hasta que en 2000 aquel complejo de bungalows se sustituyó por un mega resort de lujo. Desde la antigua torre de defensa, ahora restaurada, se puede observar toda la ensenada. En la actualidad el turismo y la náutica de recreo constituyen su seña de identidad.