Toni, con su hijo Marc, que también trabaja en la playa de Formentor | Pere Bergas

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Toni Cerdá Vila lleva algo más de 40 años trabajando en la playa del hotel Formentor, atendiendo a los clientes que acuden a bañarse y a tomar el sol. Él les tiene dispuestas las hamacas y acude presto a resolver cualquier incidencia. Aparte, es un tipo abierto, amable y extrovertido.

Fue su padre, que también trabajaba en el hotel, en lo mismo que él, «quien me metió a trabajar. Por tanto soy el segundo de la familia que está aquí. Los terceros son mis hijos Kevin y Marc, que ya están trabajado, pero en la sección de deporte acuático».

Nos recuerda que los desplazamientos de su casa, en Pollença, al hotel, los hacía, primero, con una Bultaco, luego con un 600, más tarde con un Panda y ahora con un Jeep militar MB 1943.

Gente famosa

Sin duda, Toni podría escribir un libro sobre lo que ha visto en la arena de Formentor, pero es discreto, por lo que nunca contará nada que no proceda. «Por aquí ha pasado mucha gente. Actores, como Peter Ustinov, Concha Velasco; políticos, como Gorbachov, Adolfo Suárez –a quien le asombraba lo limpia y transparente que estaba el agua–, Aznar, Helmut Schmidt, etc; futbolistas, muchos también, como los hermanos Kramer, Hansi Müller –a quien le gustaban las ensaladas–, Stoichkov, Hugo Sánchez, Higuaín... presidentes de clubes, como Núñez y Paco Roig; el presidente del grupo Planeta José Manuel Lara, el escritor Carlos Fuentes, María Patacci, hermana de Clara –la amante de Mussolini, a quien le gustaba salir a pescar con otra clienta catalana–...

La lista, como se pueden imaginar, se haría interminable. «Por cierto, Nuñez nos invitaba a que fuéramos al Camp Nou a ver partidos del Barça y yo fui a ver varios. Y el doctor Barraquer, que era otro de los asiduos, un día vio que tenía en un ojo un terigión. Me dijo que le fuera a ver a su clínica de Barcelona donde me operó sin cobrarme nada».

Otra de las personas que pasaron por aquella playa fue el abogado José María Stampa Braum, defensor de Rafael Escobedo en el juicio por el crimen de los Urquijo.

Invirtió en idiomas

En cuanto a idiomas, Toni habla seis: «castellano, catalán, francés –mi mujer es francesa–, italiano, alemán, inglés y un poco de ruso. Y es que mi trabajo me obliga a que sepa idiomas, por lo que he tenido que invertir en aprenderlos. Me refiero, principalmente, al inglés y al alemán, que los aprendí en Inglaterra y Alemania, costeándome el viaje y la escuela de idiomas con las propinas que me daban. Me costó más el alemán que el inglés, ya que en el primero tuve que pagar la academia y la habitación durante tres meses, mientras que en el inglés conseguí la estancia a cambio de un trabajo, pero las clases las pagué. Y el ruso, pues llevó unas ochenta horas. No lo domino, pero me defiendo».

Toni, que es un defensor de la naturaleza, y que tiene la playa limpia, como los chorros del oro, recuerda que hace años «cuando venía la flota norteamericana no era posible, pues ensuciaba el agua con aceite y alquitrán». En cuanto a incidentes, pocos. «Solo dos. Tuve que sacar a un persona que se ahogaba y otra que estaba muerta. Por lo demás, nada más de particular». Toni también fue testigo de películas que se filmaron en Fomentor, como Muerte bajo el sol, El profesor eróticus y Onassis. Pues nada, Toni, felicidades y larga vida.

Palma, Discreto, Toni Formentor