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Fósiles hallados en una cueva de Filipinas sugieren la existencia de un nuevo homínido que habitó la isla de Luzón durante finales del Pleistoceno, según un estudio divulgado en el último número de la revista Nature.

La publicación científica británica divulga el hallazgo por un grupo de expertos del Museo de Historia Natural de París (Francia) de varios huesos de pies y de manos, un trozo de fémur y dientes pertenecientes a antiguos homínidos en la cueva de Callao.

Esos fósiles proporcionan evidencias que apuntan a la existencia de una nueva especie de homínido, que vivió en la isla de Luzón durante el periodo tardío del Pleistoceno, hace más de 50.0000 años.

Según esa investigación, las pruebas encontradas que sugerían matanzas animales de hace 700.000 años, así como el hallazgo de un único hueso de pie, que databa de hace 67.000 años, habían sugerido, previamente, que los homínidos estaban presentes en la isla de Luzón.

En la misma capa estratigráfica de Callao, los expertos Florent Détroit, Armand Mijares, Philip Piper y un grupo de colegas del museo francés encontraron otros doce huesos y dientes de al menos tres individuos.

Según el equipo investigador, los nuevos especímenes presentaban características como llamativos premolares, visiblemente diferentes de los encontrados en otros homínidos, como el Homo Floresiensis, otro homínido de las islas del sureste asiático.

Los autores nombraron a la nueva especie Homo Luzonensis, según recoge Nature.
La presencia de otras especies de homínido anteriormente desconocidas en esa región pone de manifiesto la importancia de la isla del sureste asiático en la evolución del Homo.

Los restos que han desenterrado hasta son diminutos, en comparación con los humanos modernos, y sugieren que esos homínidos medían menos de 1,20 metros de altura.

El Homo Luzonensis era probablemente algo más pequeño que el Floresiensis, descubierto en 2004 y apodado el «Hobbit».

Ambas especies vivieron hace unos 50.000 años y fueron contemporáneas del Homo Sapiens, los neandertales y los denisovanos.

Los científicos creen que tanto los Luzonensis como los Floresiensis quedaron aislados en territorios limitados, lo que probablemente hizo que su tamaño se fuera reduciendo en respuesta a los escasos recursos.

Los dientes del nuevo homínido, en particular, representan un enigma para los investigadores, dado que mezclan características que hasta ahora se habían visto en especies diversas.

Una de las hipótesis sobre la mesa es que los especímenes recién descubiertos provengan del Homo Erectus, una especie bípeda que había salido de África y vivía en el sureste de Asia antes de que el Homo Luzonensis y el Floresiensis.

Uno de los huesos del pie que se han encontrado, sin embargo, aparece curvado, una característica que facilitaba la escalada y que los liga en cambio al más antiguo Australopithecus.

Los científicos planean seguir excavando en la cueva de Callao y, aunque creen que el ADN no se habrá conservado en el clima húmedo y cálido de Asia, esperan extraer proteínas de los huesos que permitan profundizar en el conocimiento de esos homínidos.