Jaime Palmer ha realizado ya varios viajes en bicicleta y su próximo reto será el Camino de Santiago.

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Tiene la bicicleta –La Balanguera, que así se llama– casi a punto. Pesa 16 kilos, está fabricada en Alemania y lleva un retrovisor, algo impensable en España y común en otros países. El día 8 de mayo inicia un recorrido que le llevará desde Barcelona hasta Santiago. Hará el Camino de Santiago en solitario. Invertirá un mes, sus vacaciones de este año.

¿Por qué en solitario?
—Porque se aprenden a tomar decisiones que acompañado no tomarías. Este tipo de viaje hay que hacerlo solo, me gusta ponerme a prueba a mí mismo. El Camino de Santiago ha perdido un poco el espíritu espiritual a favor del deportivo, perdiendo la esencia y convirtiéndose un poco en un negocio.

Dice que va a recorrer la España profunda...
—Además de dar a conocer la esencia y la evolución del Camino en los últimos 10 años –prepara un libro con sus viajes–, daré a conocer la España profunda, donde no llega el turismo y todo está menos ‘contaminado’.

¿Dónde se va a alojar?
—En albergues, casas particulares, iglesias o en bosques, con mi tienda de campaña.

¿Qué es lo que lleva en la ‘maleta’?
—Un termo de gas para calentar agua y ducharme, una tienda de campaña, saco de dormir, esterilla y ropa térmica. También una linterna. No llevo GPS, voy con un mapa, como si fuera un peregrino; móvil y cargador. Antes, llevaba dos cascos, dos guantes y linternas. En cada viaje me llevo menos cosas. Le doy entre un 60 y un 70 por ciento a la improvisación. Sólo hay que tener fe en uno mismo. Lo que sí me llevo es un bote con agua del mar de Mallorca, que echaré en Finisterre. Me hace ilusión.

¿En qué trabaja?
—Soy marinero del puerto y gestiono la empresa familiar.

¿Cuándo empezó a hacer rutas en solitario en bicicleta?
—En 2015. He hecho la Ruta de la Plata, subí al Mulhacén y al pico Veleta, recorrí Francia hasta la frontera con Turquía y el año que viene quiero hacer el trayecto Turquía-Irán. Y en el 21, Irán-China. Generalmente, he salido un año a la Península y otro a Europa. El proyecto es dar la vuelta a mundo en bicicleta. Empecé en Cuba, cruzando el Atlántico en un catamarán hasta Cádiz. África la recorreré en moto.

Esto son palabras mayores...
—Sí, pero poco a poco, por etapas, se pueden realizar.

¿Cuál es su presupuesto para este viaje?
—Unos 10 euros al día, no creo que gaste más de 300 (más el barco Palma-Barcelona). Yo como poco, pero siempre adelgazo. En el último adelgacé ocho kilos por el esfuerzo. Llevaré siempre conmigo agua, yogures y frutos secos. También probaré las especialidades culinarias de cada lugar.

Pasando por los lugares que pasa, a lo mejor engorda.
—Igual sí (ríe).

¿Está preparada Mallorca para recorrerla en bicicleta?
—De todos los lugares que conozco, Mallorca es el menos preparado, le faltan carriles-bici y educación vial. También faltan campings. En España no te dejan acampar en parques naturales. En algunos países hasta te dejan quedarte en sus parques públicos. En Suiza y Alemania, por ejemplo, hay un gran respeto hacia el ciclista. Si no fuera por los turistas, apenas veo residentes que lo practiquen.

Dígame algo que haya aprendido de otros viajes.
—Por ejemplo, en las laderas de los ríos no se puede dormir por el viento. Una vez casi se me levanta la tienda. También estoy preparando adecuadamente el tema de los estiramientos. He ido al fisio y me ha enseñado a estirar bien los músculos para prevenir lesiones. La bici lleva un sistema de marchas que no se puede averiar. También, alforjas impermeables, algo muy importante. Mi primer viaje fue un poco desastre en ese sentido. Ah!, y es muy importante poner fecha para hacer el viaje; si no, lo vas aplazando.

Usted no pide dinero para realizar el viaje...
—No, sólo trato de dar testimonio de esta aventura, que la gente se anime a viajar. No hay que tener miedo para viajar, tampoco solo.