El tenista Rafa Nadal, junto a su novia, Xisca Perelló, a su llegada a un acto en Valencia. | Efe

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Rafa Nadal y María Francisca Perelló se casan. La boda ha sido anunciada para el próximo otoño y han hecho lo que esperábamos sin descartar ninguna de las opciones que sabíamos o intuíamos iban a elegir, que no son otras que las mismas que eligen la mayoría de novios mallorquines cómodamente instalados en la placidez del hogar familiar y sin más objetivo en la vida que ser lo más felices posibles.

En la boda de los dos jóvenes de Manacor no veremos nada que se salga del tiesto. Será una boda sencilla, bonita y contenida con una novia blanca vestida posiblemente por la maravillosa Rosa Esteva de Cortana, que como todo el mundo sabe es de la zona, de Son Servera, y crea los vestidos más bonitos con un estilo que le va mucho a Mery Perelló.

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Hay quien cree que la ceremonia religiosa sólo puede imaginarse en la maravillosa iglesia parroquial de Manacor para que los cientos de invitados puedan acceder al templo con comodidad y los vecinos y seguidores puedan vitorear a los novios y a sus familias a la entrada y también a la salida, sin olvidarnos de que a buen seguro muchas caras de la sociedad y el deporte estarán entre la lista de invitados dando más relumbrón si cabe a lo que muchos calificamos ya como la boda del siglo. Podría ser invitado hasta el rey Don Felipe he escuchado decir y no sería descabellado imaginar que con él estaría doña Letizia, pues no hay forma más bonita para apoyar a quien es Premio Príncipe de los Deportes.

Después habrá celebración en un campo de golf, el de Pula, acostumbrado a grandes celebraciones y, tras el viaje de novios a un lugar paradisíaco, el ya matrimonio abandonará el piso del centro de Manacor para mudarse a una nueva casa, moderna y lujosamente contenida, que están acabando y mimando para que se convierta en hogar familiar.

Sea o no una boda tradicional, que lo será, sea o no multitudinaria o a puerta cerrada en la intimidad de una finca mallorquina para proteger lo que haya que proteger, lo seguro es que en otoño se casará una de las personas más queridas de Mallorca y todos lo viviremos con enorme alegría pues juntos, Rafa y Mery, simbolizan lo mejor de esta tierra en forma de naturalidad, constancia, tradición y decoro, que es una palabra en desuso que a mí me encanta porque significa que todo está donde y como debe.