La del Community Manager es una tarea ardua que requiere formación, constancia y empeño y dedicación casi a partes iguales. | Pixabay

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En los días en que triunfan Instagram y Facebook, aquellos en los que todo el mundo -o una parte especialmente significativa de la sociedad- está permanentemente conectada y relacionada entre sí, toda marca que se precie independientemente de su tamaño, actividad comercial o ubicación geográfica, debería contar con un Community Manager.

Hay multitud de ejemplos que respaldan esta afirmación sobre una actividad profesional de la que cunden los falsos mitos y el desconocimiento, especialmente entre aquellos a los que el marketing digital les suena a chino mandarín.

No, un Community Manager no se dedica a poner fotografías bonitas en las redes sociales (Social Media prefieren llamarlas algunos). O a pasar el rato ojeando los hilos de conversación más intrascendentes en Twitter. Al menos, esas tareas no se avienen con las de un Community Manager especializado y productivo, que sabe exactamente cuál es su objetivo y qué camino debe tomar para alcanzarlo.

Hablamos de los CM, una de las abreviaturas más comunes para este tipo de profesionales de la comunicación, como aquel responsable de la gestión y desarrollo de la comunidad de una marca, empresa u organización en general en el mundo digital. Su labor se entronca en una de las ramas del marketing, puesto que en general debe dar cumplimiento a unos objetivos y para ello marca un plan de acción que sigue a pies juntillas.

Para ello es fundamental entender la marca y también entender cómo funciona el hábitat en el que debe desempeñar su trabajo, que fundamentalmente se puede condensar en las siguientes grandes áreas: crear contenidos atractivos para su público y gestionarlos de la forma más eficiente en las plataformas en las que esté presente; analizar los resultados de los mismos -sí, la analítica es una parte tan farragosa como necesaria para alcanzar las metas propuestas-; establecer canales de comunicación con la comunidad para atender quejas, sugerencias, problemas que surjan, y en general humanizar la marca y generar valor; y finalmente planificar acciones de marketing digital destinadas a dar cumplimiento a metas y objetivos a corto y medio plazo.

Se trata, como puede verse, de una tarea ardua, que requiere formación, constancia y empeño y dedicación casi a partes iguales.

Por eso, en la mayoría de ocasiones los Community Manager son periodistas que a las funciones tradicionales de los medios de comunicación de informar y entretener han incorporado como propia la de fidelizar a su público, en beneficio de la propia marca para la que trabajan.

En los tiempos en los que todo va demasiado deprisa, en los que faltan manos para casi todo y a veces es complicado reflexionar y asimilar todo lo que sucede a nuestro alrededor, la tarea de los Community Manager se antoja fundamental, y por ello cuentan con su día, este 22 de enero.