Doña Sofía el pasado verano, de visita por el mercadillo de Puerto Portals. | Julián Aguirre

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Determinada a actuar como factor de cohesión de su familia frente a las adversidades, doña Sofía, que este viernes cumple 80 años, ha asumido su nuevo papel como madre de Rey sin reducir apenas el ritmo de sus actividades públicas. «Tengo 80 años, pero una mente de 50», comentaba hace poco con orgullo la reina más mallorquina que ha tenido España, ya se por sus prolongadas estancias o su amor por la Isla, su cultura y sus tradiciones.

Se espera que doña Sofía reúna este viernes en Zarzuela a su familia, incluida la infanta Cristina y algunos de sus hijos. La madre de Felipe VI festejará públicamente su cumpleaños con un concierto esta tarde en la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

Doña Sofía es una enamorada de Mallorca, algo que ha demostrado desde sus primeras visitas, a principios de los años 70, siendo aún princesa. Le encanta vivir en Marivent, pasear y salir de compras por el centro de Palma.

Durante estos años ha sido visible su dedicación a la familia, el apoyo a la infanta Cristina y a sus hijos, y la pasión por sus ocho nietos, que en el caso de Leonor y Sofía tuvo consecuencias en términos de imagen pública por la frustrada foto en la Seo.

Siempre preocupada por preservar la imagen de una familia unida, obsesionada por «ser útil a España», doña Sofía se ha empleado al máximo en los últimos 10 años para garantizar esos objetivos frente a adversidades como el divorcio de su hija mayor, el viacrucis judicial del ‘caso Nóos’ y la crisis abierta por los efectos de la relación de don Juan Carlos con Corinna.