Diandra Luker | PERE BERGAS

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Diandra Luker está apurando las vacaciones con sus hijos en s’Estaca. Está más guapa que nunca. Y más relajada. Y motivos tiene para ello. Pues, ¡anda que no ha soñado verlos a los cuatro en Mallorca! Porque nos lo venía diciendo año tras año. «Cameron nos dice cuando le vamos a visitar en prisión, que a nada que quede en libertad, se viene s’Estaca, donde ha pasado muchos veranos de su vida». Y así ha sido. Cameron ya no está en Mallorca, pero ha pasado casi dos semanas en la Isla, con su novia y su hija.

Ha estado en s’Estaca con sus hijos, su nuera y su nieta. Por eso, se le ve tan feliz...

—Sí, estoy muy feliz y llena de paz. Pero mentiría si no dijera que estos años han sido muy difíciles y muy duros… Pero en la vida nunca has de mirar hacia atrás porque si lo haces, tropiezas. Por eso, has de mirar hacia adelante, aunque reconozco que estoy un poco agotada de esta experiencia, cosa, otra parte, normal. Por eso, ahora solo trato de disfrutar de su libertad.

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Sin embargo, sus tres hijos y usted han ido a verle las 52 semanas del año, durante siete años.

—Siete años y medio –rectifica–. Y he ido siempre con ellos –se refiere a sus tres hijos: los gemelos Hudson y Hawk, e Imara– porque si no lo hubiera hecho, habrían crecido sin saber que tienen un hermano mayor, por lo que hoy no tendrían la buenísima relación que tienen. Y la relación es recíproca, eh. Porque Cameron los quiere muchísimo.

¿Qué ha hecho Cameron en Mallorca durante estos días?

—Disfrutar, visitar algunos pueblos de la Isla y acudir a la fiesta de la Beata. Hemos ido también al mercado de Valldemossa a comprar verduras, hemos navegado mucho. Cameron ha enseñado a sus hermanos a practicar el water sky, a bucear… Estuvimos en Deià, escuchando a Pa amb Oli...