Los vecinos de Canamunt y Canavall representaron con mucho esmero este entierro, que data del siglo XVII. | Click

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Al anochecer de este lunes se procedió al ‘entierro’ del juez Jaime Joan de Berga, asesinado hace cuatro siglos en la calle Sant Pere Nolasc, de Palma, a raíz de haber dictado una sentencia contra miembros de Canamunt. Éste fue, posiblemente, el episodio más duro de los muchos que se dieron en los enfrentamientos entre los barrios de Canamunt y Canavall, allá por el siglo XVII.

Como saben, sobre las luchas ente ambos se hizo una recreación multitudinaria el pasado domingo en el Parc de la Mar, con muerte incluida del juez Berga en su intento de apaciguar, aunque en vano, los ánimos de los dos bandos. Y este lunes se ha procedido a su entierro, con salida del cortejo desde Santa Eulàlia, todos vestidos de negro riguroso, portando cirios y llevando el retrato del finado. Fue el punto y final de las fiestas de Canamunt y Canavall.

Hubo también una recreación sobre la frase Aquí n’hi ha per na Bet i sa mare, surgida a raíz de esos enfrentamientos, y más concretamente –según nos había ilustrado con anterioridad el historiador Gaspar Valero– cuando a finales de 1598 Nicolau Rossinyol, que cortejaba a Bet Anglada, decidió romper las relaciones, lo cual sí ofendió a la novia y todavía más a su madre, por lo que ambas instaron a los suyos, a los Anglada, a que dieran una paliza terrible a los Rossinyol, que se salda con la muerte de estos dos en un enfrentamiento que tiene lugar en la Costa de sa Seu, por donde más o menos está el Palau March.

Amor, poco

No fue, por tanto, la de Nicolau y Na Bet una historia al estilo de Romeo y Julieta, sino que fue, más bien, una historia de desamor que desencadenó un gran conflicto familiar que repercutió en la ciudad y en la Isla Y... pues como a partir de ahí el desencuentro entre ambas familias fue cada día a más, y fue tanta la estopa que se repartieron ente unos y otros, de ahí nace lo de Aqui n’hi ha per na Bet i sa mare.