El chiringuito de madera es el único punto para comer y beber en la playa. | Gabriel Alomar

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Entre los chiringuitos más integrados en un espacio natural llegamos al de Cala Mesquida, de madera y desmontable, pero sin terraza donde sentarnos bajo una agradable sombra. Aquí nos tenemos que limitar a comprar en la barra las bebidas o comida rápida si deseamos pasar unas horas en este gran espacio natural y en parte turístico.

Desde un bocadillo a una hamburguesa a 4, 90 euros, a pizzas entre 7,20 y 7,90, hot dogs desde 3,80 o variedad de refrescos, sangría y cócteles, como una piña colada, un mojito o una caipirinha. Las bebidas se pueden tomar en este chiringuito o bajo la sombrilla con hamaca que alquilemos, a falta de otra sombra.

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Pese a sus dimensiones considerables, la playa se llena por completo en agosto, y al fondo posee un espacio de tradición naturista para quienes prefieren prescindir del bañador. Durante nuestra estancia observamos que el socorrista dispone de una tabla de paddle surf, sobre la que se desplaza en su vigilancia de este gran espejo de agua. Los más veteranos aún recuerdan en Cala Rajada el naufragio de El Golea, un buque de pasaje francés que cubría el servicio entre Francia y Argelia, que terminó aquí sus días.

Características
Ubicación:
En el área de arena de Cala Mesquida
Antigüedad: Más de 20 años abierto
Servicios: Vigilancia
La especialidad es el pescado fresco
Abierto desde Semana Santa a octubre, de las 09.00 hasta las 19.00 horas

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