Este sábado, a las 19.00 horas, Ángela, empleada durante 14 años en el Lírico, cerrará sus puertas. | Julián Aguirre

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Emocionado y con mucha nostalgia, mirando el establecimiento Salvador Ferrer Bauzá, actual responsable del Café Lírico de Palma, antiguo Ca s’Andritxol. El emblemático establecimiento, que abrió sus puertas en 1894 y que fue propiedad de su abuelo, Salvador Ferrer Artigues, cerrará este sábado sus puertas tras 123 años abierto. Y es que, a pesar de que el contrato de alquiler finalizaba en diciembre, Salvador ha decidido marcharse. «Nos vamos. El contrato de arrendamiento vence a final de año, pero la propiedad ha jugado sucio y lo dejamos».

Preparando uno de los últimos cafés, Salvador no quería hablar mucho del pasado, pero tampoco se preocupa de un futuro cercano. «Ya veremos que hacemos, ahora a descansar un poco», afirma. «El precio que se paga actualmente por los locales es imposible. Tampoco sabemos quiénes estarán en este local, pero les deseo suerte». Desde los 14 años, Salvador ha estado sirviendo en el Café Lírico, convirtiéndose en una persona muy conocida y querida.

Salvador y Ángela Álava.

El local ha mantenido, hasta el día de hoy, todo su carácter. En sus paredes cuelgan fotos antiguas de Ciutat, su mobiliario de la época y en perfecta conservación ha sido objetivo de las cámaras fotográficas de muchos turistas.

Lugar de encuentro de muchos palmesanos, el Lírico pasa a la historia.