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El conocido como «hombre árbol» de Bangladesh dijo este domingo soñar con volver a trabajar para ayudar a su familia y tener una vida normal, tras ser operado por primera vez de una extraña enfermedad con la que ha desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies.

«Tengo mucho dolor en el brazo, pero estoy bien y estoy contento. Quiero volver a tener una vida normal», declaró a Efe Abul Bajandar, de 26 años, en la habitación del Hospital Universitario de Dacca en el que se encuentra ingresado.

Acompañado de su madre, esposa e hija de 3 años, Bajandar admitió no haberse enterado apenas de la operación que un equipo de nueve especialistas realizó ayer durante unas tres horas para limpiar su mano derecha de verrugas y que fue calificada como un «éxito» por el centro médico.

Según el doctor Samanta Lal Sen, coordinador de la unidad de quemados y cirugía plástica del hospital, el paciente se someterá a pruebas y análisis durante las próximas tres semanas antes de regresar a quirófano para ser operado en el resto de sus extremidades.

«Ahora solo pienso ya en el siguiente paso. Mi sueño es volver a trabajar para ganarme la vida, salir con mis amigos, jugar con mi hija», explicó el joven, tumbado en la camilla y con un aparatoso vendaje en el brazo derecho.

Las verrugas empezaron hace una década a inutilizar poco a poco las manos y pies de Bajandar, oriundo de una pequeña aldea de la provincia meridional de Khulna y que fue ingresado a finales de enero en el centro médico de la capital bangladesí.

La dolencia, epidermodisplasia verruciforme, es una enfermedad no contagiosa de la que apenas se conocen unos pocos casos en todo el mundo y que a priori no tiene cura, por lo que el cuerpo médico cree que las verrugas reaparecerán al cabo de un tiempo.

En todo caso, la familia de Bajandar se mostraba esperanzada este domingo con el cambio que puede experimentar su vida a corto plazo.

«Hemos sufrido mucho. La gente le ignoraba e insultaba en el pueblo. No podía hacer nada. Ni siquiera matar un mosquito que se posase en sus manos», relató a Efe su madre, Amena.

Amena agradeció el «buen trato» recibido en el hospital, al que se han desplazado «entre 200 y 300 personas cada día» para mostrar apoyo a Bajandar y en el que ayer, durante la operación, se congregó mucha gente expectante a pesar de no poder visitarle.

La madre deseó que su hijo pueda volver a trabajar conduciendo bici-carros de transporte de mercancías, algo que hizo durante un tiempo hasta que el estado avanzado de la enfermedad se lo impidió y le obligó a mendigar para ganar dinero.

Bajandar, más cauto y al que los médicos han comunicado que deberá estar «unos seis meses» hospitalizado, opinó que no resultará sencillo desempeñar trabajos «de fuerza» y dijo verse en un futuro cercano como dueño de una pequeña tienda u otro negocio.

El camino de la familia hasta llegar al principal hospital público de Dacca, donde es operado a coste cero, ha sido una odisea en la que se han gastado más de 200.000 takas (2.551 dólares) en tratamientos: desde homeópatas en el pueblo hasta varias visitas a médicos en la ciudad india de Calcuta en el último lustro.

«Estamos felices, pero hay que esperar a ver qué pasa», expresó a Efe Halima, su esposa.