Imagen de archivo de una máquina de diálisis. | CARME FONTESTAD

TW
6

Un tribunal británico ha garantizado el derecho a rechazar un tratamiento médico vital a una mujer de 50 años determinada a morir, por considerar que «sin juventud ni belleza» su vida carece de «chispa», en un dictamen inusual que publica este miércoles «The Guardian».

La citada mujer, a la que el periódico denomina simplemente «C», intentó suicidarse con una sobredosis de Paracetamol mezclado con champán, cuando se le diagnosticó un cáncer de mama, pero en lugar de morir, la elevada dosis de ese medicamento le provocó daños graves en los riñones.

Según señala el periódico británico, «C» se niega ahora a recibir un tratamiento médico con diálisis, que le salvaría la vida, pues considera que el hecho de no ser ya «bella» ni «joven» implica el final de todo lo que para ella tiene sentido.

En un dictamen poco habitual, un juez del Tribunal de Protección británico ha considerado que la paciente cuenta con capacidad para tomar su propia decisión y tiene derecho a rechazar el tratamiento que requiere.

«El derecho a negarse a recibir tratamiento se extiende a declinar una medicación que salvaría la vida del paciente si se le administrara», argumentó el magistrado.

Negativa

Esa posición, explicó el juez, «refleja el valor que la sociedad asigna a la autonomía personal en asuntos de tratamientos médicos y en el derecho del paciente, establecido desde hace mucho tiempo, a escoger, aceptar o rechazar tratamiento médico por parte de su doctor».

En el caso de que alguien se niegue a someterse a un tratamiento vital, «el tribunal solo puede intervenir en circunstancias en las que considere que el paciente no cuenta con la capacidad mental para decidir si aceptar o rechazar dicho tratamiento», una intervención que, según el juez, no se requiere en este caso.

Para justificar su dictamen, señaló también que «C» es una persona a la que «no puede aplicarse el calificativo de convencional, que ha llevado una vida caracterizada por decisiones impulsivas y egocéntricas, tomadas sin culpa ni arrepentimiento».

«Ha tenido cuatro matrimonios, numerosas aventuras y ha gastado el dinero de sus maridos y amantes descuidadamente, antes de pasar a otra cosa cuando las situaciones se ponían difíciles o se terminaba el dinero», señaló el magistrado.

Además, «C» es descrita como una «madre indiferente» de sus tres hijas, que ha dado una importancia significativa «a la juventud y belleza y a vivir una vida que, en palabras de 'C' tenga chispa».

Para llegar a esa conclusión, el juez se apoyó en las valoraciones de psiquiatras y psicólogos, así como en las opiniones de las hijas de la afectada, una de las cuales dijo que su madre no quería ser «pobre», «fea» o «vieja».

«Para ella, lo más importante en la vida es su estilo de vida glamuroso», apuntó esa hija, quien agregó que su madre «no dejaba de decir que no quiere vivir sin su chispa y cree que la ha perdido».