El momento de la salida fue, sin duda, uno de los más emocionantes. | P. Pellicer

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Sant Jordi volvió a ser el escenario de una competitiva carrera de caracoles. Los más pequeños fueron los protagonistas de una prueba que cada año reúne a un buen número de vecinos de la localidad dispuestos a animar con fervor a su caracol.

Varias pistas sirvieron de base de varias carreras repartidas en varias tandas donde participaron los moluscos, cada uno con su nombre.

Hubo quien optó por humedecer al caracol con agua para aumentar su capacidad aerodinámica. Otros, motivaron al molusco con algunas hojas de lechuga. Uno de los momentos más emocionantes fue, sin duda, la salida, donde todos los concursantes pusieron todo su empeño en lograr la meta en primer lugar.