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Autoritat Portuària de Balears recuperó ayer la posesión efectiva de siete de las diez parcelas de la ribera norte del puerto de Maó que fueron antaño concesiones de pescadores y que en la actualidad han sido reconvertidas en viviendas, almacenes y construcciones anexas a chalés absolutamente disconformidades con la legalidad vigente.

A lo largo de la mañana, funcionarios de la administración estatal notificaron las actas de reversión a todos los afectados menos a uno, la periodista Mercedes Milà Mencos, a quien la caducidad de la concesión «excepcional» de la que ha disfrutado durante los 17 últimos años deja sin posibilidad de seguir haciendo uso de su chalé junto al mar.

La parte de la vivienda afectada, de 173,80 metros cuadrados de superficie e inscrita a nombre de la sociedad madrileña Taramparo SL -una promotora artística de la que figura como administradora única, es colindante a las dos aún registradas a nombre de su tío. Alfonso Milà Sagnier, célebre arquitecto fallecido el año pasado, disponía de sendos chalés adosados de 73 y 80 metros cuadrados, uno de los cuáles era utilizado habitualmente en verano por el también periodista Lorenzo Milà, hermano de Mercedes y actual corresponsal de Televisión Española en Washington.

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La ausencia de la familia Milà en el trámite realizado ayer por los funcionarios de Autoritat Portuària permite a los dos periodistas seguir constando aún como ocupantes del chalé, pero la comunicación que recibirán en las próximas fechas devolverá los terrenos a manos de la administración. Sólo una quinta parte de su vivienda queda fuera ya de la zona de dominio público y, por tanto, conforme a la legalidad urbanística.

El rescate de las concesiones otorgadas en la zona de la Solana, a medio camino entre Cala Rata y el núcleo de Sant Antoni, también afecta al vivero, la terraza y la edificación anexa de 70 metros cuadrados que los cantantes Víctor Manuel y Ana Belén construyeron a escasos metros de su chalé, bautizado con el nombre de 'Los Pinos'.

Todas estas instalaciones vuelven a tener ya un uso portuario, al igual que las edificaciones y almacenes, de 192 metros cuadrados de extensión, propiedad del industrial zapatero Santiago Pons Quintana y Gabriel Gelabert. En idéntica situación se encuentran las casetas y viviendas que figuran a nombre de otros cinco particulares. La que más años lleva asentada en la zona, se calcula que alrededor de un siglo y medio, es la familia de Antònia Mus Torres, descendiente de una generación de mariscadores que no ha encontrado relevo en la actualidad.

Sólo Francisco Javier González Sirilo ha dado continuidad a la labor de marisqueo llevada a cabo por su padre, Antonio González Company, de quien ha heredado el ejercicio profesional. La explanada en la que, mediante autorización administrativa, se dedica a la pesca, colindante al chalé de Víctor Manuel y Ana Belén, es una rara avis en la Solana. Todas las demás concesiones han perdido la verdadera razón de ser por la que fueron otorgadas en un primer momento.