Dentro de los coches con emisiones cero o reducidas hay todo un abanico de posibilidades para elegir el modelo que más convenga.

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La búsqueda de nuevas formas de energía sostenible se reflejan en la movilidad. El desarrollo de nuevos motores que reduzcan las emisiones de los vehículos o que las hagan desaparecer impregna el mercado de coches ecológicos que pueden mejorar notablemente la calidad del aire en las grandes ciudades.

Pero dentro de los coches con emisiones cero o reducidas hay todo un abanico de posibilidades para elegir el modelo que más convenga según las exigencias de transporte de cada comprador. En las versiones más 'puras', por así llamarlas, destacan dos grandes tecnologías: los 100% eléctricos y las pilas de combustible.

Ambos modelos sustituyen los motores de combustión por motores eléctricos que reducen las emisiones propias de los combustibles fósiles, por lo que son alternativas mucho más ecológicas. Pero, ¿en qué se diferencian?

Los coches de pila de combustible son, para entendernos, los coches de hidrógeno. Su motor eléctrico funciona, entonces, gracias a un depósito de hidrógeno. Entre el depósito y el motor se encuentra la pila, que produce la electricidad necesaria para mover el vehículo con la reacción química del hidrógeno almacenado y el oxígeno.

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Los coches eléctricos enchufables, sin embargo, funcionan gracias a una batería que debe alimentarse de manera externa, conectándola a la red eléctrica, bien sea doméstica o en un punto de carga de público.

Dos son las grandes diferencias que separan estos modelos de movilidad sostenible: la autonomía y las emisiones de la energía que los mueve, según un estudio publicado por el departamento de Ingeniería Electrónica de Sistemas Informáticos de la Universidad de Huelva en la revista International Journal of Hydrogen Energy.

En lo que se refiere a la autonomía, el coche de pila de combustible podrá aguantar kilómetros siempre y cuando tenga hidrógeno en el depósito y pueda repostar (aunque de momento la red de carga no es muy extensa en España). El coche eléctrico, sin embargo, deberá esperar el rato necesario a cargar su batería si esta se agota, lo que puede afectar al transcurso del viaje. De todas formas, ninguna de las dos motorizaciones cuenta aún con una verdadera red de repostaje o de recarga.

La última ventaja del coche de hidrógeno es que esta materia se obtiene del agua, el aire o el sol y como sobrante en procesos químicos industriales, por lo que sí es una energía limpia y libre de emisiones. Al contrario de la electricidad que carga la batería de un coche eléctrico enchufable, ya que puede provenir de centrales térmicas y haber expulsado CO2 a la atmósfera durante su producción.