José Antonio, junto a su coche Seat 850 de 1968 que él mismo ha restaurado.

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A José Antonio Gutiérrez siempre le han gustado los Seat 850, pues recuerda que durante su infancia muchas familias tenían este coche como utilitario para sus desplazamientos habituales.

Un Seat 850 de 1968, la ilusión de toda una vida

Un buen día un vecino le ofreció un coche que se encontraba desde hacía mucho tiempo tirado en un terreno. Cuando lo vio pensó que sería un trabajo de titanes poder recuperarlo, pues el aspecto era infernal después de muchos años a la intemperie. Pero pese a ello, José Antonio decidió aceptar el regalo y ponerse manos a la obra para devolver este Seat 850 de 1968 a su mejor estado. Y a ello se puso y con sus conocimientos de mecánica, aunque no se dedique profesionalmente a esto, fue poco a poco desmontando el vehículo y una vez terminada esta tarea inició la labor de restauración. Un trabajo que fue duro, ya que hubo que dejar el chasis totalmente desnudo para proceder a pintarlo de un rojo intenso, que era su color original. Luego pasó a meterle mano al motor, que tenía también importantes carencias, y a continuación el interior del 850, cambiando incluso la tapicería.

Un Seat 850 de 1968, la ilusión de toda una vida

BUENOS RECUERDOS

Al final, y aunque todavía quedan algunos pequeños retoques por hacerle, el vehículo ha recuperado el esplendor de otros años y José Antonio se encuentra muy satisfecho del resultado. Asegura que le ha resultado muy «reconfortante» poder arreglarlo, pues ahora disfruta de lo lindo. No es que lo saque a diario, pero sí todos los fines de semana, y siempre que puede acude concentraciones de Seat que se organizan e incluso ha viajado a Eivissa con él.

Un Seat 850 de 1968, la ilusión de toda una vida

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Comenta que le encanta ver cómo la gente se acerca al coche y le plantea dudas, pues es un coche que esos que sorprenden a los jóvenes y trae muy buenos recuerdos a los mayores. Hay que recordar que muchos de ellos tuvieron uno allá por la década de los setenta, cuando se hizo muy popular y comenzó la fabricación por Seat bajo licencia Fiat, que por aquel entonces era la empresa matriz.

Un Seat 850 de 1968, la ilusión de toda una vida

José Antonio explica que no es un gran fan de los coches clásicos, es más, sólo posee este modelo, pero se siente muy orgulloso de él, ya que además ha sido restaurado con sus propias manos. Por eso, le encanta dar paseos junto a su perrita de raza mallorquina, que le acompaña en todos sus desplazamientos. También confiesa que su próximo objetivo a corto y medio plazo es conseguir un vehículo igual, pero esta vez descapotable.

DESCAPOTABLE

Asegura que ya ha visto uno por la zona de Calvià, pero de momento no ha conseguido que el propietario se lo venda. Aunque no dudamos de que José Antonio seguirá insistiendo para hacerse con él, ya que se trata de un modelo muy raro y del que no debe haber en circulación muchos coches, ya que no fue un modelo muy popular por no poder conducirse en muchas zonas de la Península debido a las condiciones climatológicas.

De lo que no hay duda es de que sería un coche ideal para el clima de Mallorca. De momento no ha sido posible conseguir uno, pero nuestro protagonista no cejará en el empeño hasta lograrlo, ya que ahora se ha convertido en su principal objetivo de búsqueda durante los próximos años.