Nicolau, junto a su coche, del que no duda en decir que se siente muy orgulloso. | Pilar Pellicer

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Nicolau Ferrer supo a los ocho años que quería tener un Golf Cabrio y, aunque le ha costado, al final ha conseguido hacer realidad el sueño de su vida. Es cierto que ha tenido que esperar, pero al final hace cuatro años logró adquirir este precioso Golf Cabrio GLi de 112 CV, de 1988.

El coche lo compró en Palma a un particular. Nos cuenta que el vehículo estaba en buen estado; tanto, que hasta hace un año no se decidió a restaurarlo. Colau nos comenta que sólo tiene este coche, ya que es el único vehículo que le hace ilusión. Como nos reveló, desde muy pequeño quiso hacerse con uno y ahora que lo tiene lo único que le interesa es poder mantenerlo el mayor tiempo posible en el garaje de su casa.

Por eso, junto a un grupo de amigos que forman el VW Golf Cabriolet MK1 Mallorca Club se dedican en cuerpo y alma a vivir por y para este tipo de coches; suelen hacer salidas cada dos meses para hablar de lo que les une, que no es otra cosa que el Golf Cabrio. Además tienen en marcha una bonita iniciativa que ellos llaman «caza cabrio», es decir, si cualquiera de los componentes del grupo ve un cabrio por la calle le dejan una tarjeta con el correo electrónico del grupo y un teléfono de contacto para que se ponga en contacto con ellos para ver si quiere formar parte del club. Es una iniciativa pionera que ha conseguido dar sus frutos en poco tiempo, pues ya son cuarenta los que integran este pintoresco grupo de amantes del cabrio.

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Fue gracias a los componentes del grupo que Colau decidió hace algo más de un año hacerle una reconstrucción integral para dejarlo en perfecto estado. Por eso agradece a sus amigos la ayuda prestada, pues el coche se desmontó por completo para poder pintar el chasis, ya que lo quería totalmente blanco y era necesario hacerlo bien para que el coche quedara perfecto, como ha quedado.

Le preguntamos a Colau si en el futuro habrá otro coche que le haga tanta ilusión como éste y fue categórico al afirmar que seguro que no, que quizás habrá un segundo cabrio, ya que tiene un hijo de cuatro años que ya está loco por este tipo de coches y le pide que el próximo coche tiene que ser para él y además para no coincidir con su padre quiere que sea de color negro. Así pues, puede que dentro de algunos años, unos cuantos todavía, Colau y su hijo puedan rivalizar en quién tiene el coche más bonito.

Un detalle importante del vehículo sobre el que incide constantemente Colau es el color blanco, un color que se llama blanco de Ford, que es el que realza más el vehículo, de ahí que se inclinara por él.