Carlos, junto a su padre José y el vehículo, ambos comparten la pasión por los coches clásicos. | Pere Bota

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Carlos González es un joven profesor de autoescuela que desde muy niño se le despertó la afición por los clásicos. Afortunadamente ha contado con la complicidad de su padre, José, y entre los dos y con trabajo y esfuerzo han conseguido reunir un par de coches bastante aceptables y sobre todo vehículos que tienen una historia que contar.

En esta ocasión Carlos nos muestra su furgoneta Volkswagen T-1 de 1972, un vehículo con bastante historia además de muchos años. Nuestro interlocutor la compró en junio de 2016, la vio por internet y la importó desde Brasil. El vehículo estaba en buen estado y sólo tuvo que hacerle algunos retoques. No está restaurada, sino conservada.

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Nuestro joven protagonista empezó su afición a los clásicos, como muchos otros, con las motocicletas que parece al paso lógico a los coches, aunque dada su juventud no tardó en darse cuenta de que lo suyo eran las cuatro ruedas y comenzó, como muchos otros, con un 600. Y así fue buscando e incorporando coches a su colección, aunque reconoce que ahora tiene que parar pues no tiene dónde aparcarlos. Carlos ha contado con la ayuda de su padre para realizar los trabajos necesarios en algunos coches. Él estudió mecánica, pero ha llegado a un punto que no tiene tiempo para hacer los trabajos y los encarga directamente.

En cuanto a la furgoneta, nos comenta que le encanta, la utiliza siempre que puede y sobre todo los fines de semana, ya que forma parte de un grupo de amantes de este tipo de vehículos y se reúnen habitualmente los fines de semana en un local que han alquilado en Inca. Allí hablan, discuten y pasan el domingo disfrutando de su pasión. También suele salir a la Península para concentraciones de este tipo de vehículos. En breves fechas irá a una que se celebra anualmente en Barcelona. Confiesa que es una experiencia enriquecedora, pues tiene la oportunidad de hablar con gente que comparte la misma pasión e intercambiar impresiones. Carlos, como todo coleccionista, tiene un sueño y es poder conseguir algún día hacerse con un Karmann Ghia, otro clásico de la marca alemana.