Este propulsor 1.5 VTEC de 173 CV es de momento el único disponible y ofrece unas prestaciones muy interesantes pese a las dimensiones y peso de este SUV

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Este nuevo Honda CR-V 2018 sí que supone un cambio de generación, ya que se trata de un vehículo renovado en su totalidad, que ha recibido cambios importantes que afectan a la estética delantera, trasera y al motor, ya que la marca japonesa, como ya ha demostrado en los Civic y en otros modelos, ha sustituido las altas cilindradas por unas menores. En esta ocasión hemos probado el 1.5 VTEC Turbo de 173 CV de potencia, aunque a principio de año está previsto que se amplíe con una versión híbrida. Cabe destacar que este modelo, que se puso a la venta en su primera versión el año 1995, ha ido cambiando su imagen para convertirse en uno de los referentes de su segmento.

Estéticamente, la parte delantera ofrece una imagen mucho más poderosa y atractiva, con lo que gana este punto de todoterreno imponente del que carecían un poco las versiones anteriores. Estos cambios han redundado también sobre la deportividad, con una nueva parrilla delantera y parachoques, que han crecido en tamaño, pero que a la vez están más armonizadas en el conjunto. Los faros delanteros han sufrido también cambios importantes al tener ahora iluminación led, cosa que le confiere un poco más de modernidad.

La parte posterior ha recibido grandes cambios sin perder su esencia. Los faros ahora son más grandes y ofrecemn un dibujo más marcado que los de la generación anterior, lo cual le da una personalidad más propia, además de mayor modernidad.

Quizá el mayor cambio y buena incorporación al nuevo modelo es el motor 1.5 VTEC turboalimentado, que es el mismo que monta el Civic, aunque con algunas modificaciones. La versión que nosotros hemos probado adopta el cambio manual de 6 velocidades.

Para poder contar con un cambio automático hay que irse a la versión superior, la VTEC, con el mismo motor, aunque con doble turbo, que combina la tracción integral permanente AWD y un nuevo cambio automático CVT de variador continuo. En este motor, la potencia declarada es de 193 CV a 5.600 rpm y un par máximo de 243 Nm entre 2.000 y 5.000 rpm.

El motor que hemos probado tiene una cilindrada de 1.498 cc y 173 CV de potencia, con un par máximo de 220 Nm. Monta un turbocompresor que le ayuda a subir de vueltas de una manera más efectiva. Es un propulsor muy ligero que favorece el dinamismo del vehículo de forma importante. Tiene un funcionamiento más bien tranquilo y se maneja mejor en revoluciones altas que en bajas.

Las prestaciones son más que suficientes, tanto los 9,2 segundos que tarda para pasar de 0 a 10 Km/h como los 210 Km/h de velocidad máxima.

Del buen comportamiento del vehículo son responsables los nuevos ajustes en las suspensiones, ya que se han ensanchado las vías delantera y trasera y la dirección es más directa. Con ello se ha conseguido mejorar la estabilidad y conseguir un tacto más preciso. También se aprecia una mejora en el confort acústico, con menos ruido y vibraciones percibidas en el habitáculo.

El interior del vehículo se distingue por una ausencia total de información analógica, lo cual se echa un poco de menos porque todos los datos del marcador se concentra en un espacio un poco reducido del cuadro de instrumentos y requiere acostumbrarse.

Se ha aumentado el equipamiento, sobre todo el que tiene que ver con la seguridad, lo cual se agradece mucho. Las calidades continúan siendo muy buenas y se han mejorado en algunos aspectos importantes. El espacio interior es enorme, con lo que los ocupantes de las partes delantera y trasera van sentados de forma muy cómoda, sin estrecheces, además de ofrecer un maletero de gran capacidad, uno de los mejores de su categoría.

En la versión que hemos probado nosotros sería más deseable no tener que sacar la llave del bolsillo para abrirlo o arrancarlo.