El nuevo Kia Picanto, se ha visto modernizado en todos los aspectos. | Miquel Àngel Llabrés

TW
0

Con esta nueva generación del Kia Picanto ya van tres desde que en 2004 se pusiera a la venta el primer modelo de este tipo de la marca coreana. Se trataba de un modelo del segmento A, que contaba con la particularidad de tener cinco puertas a pesar de sus reducidas dimensiones, lo cual le daba un plus de practicidad.

El primer Picanto se basaba en una plataforma acortada del Hyundai Getz y medía 3,49 metros de largo. Para esta nueva versión de 2017 se ha alargado hasta los 3,59 metros, con lo cual mejora la habitabilidad interior. Otra mejora interesante es el hecho de tener un peso menor sin que esto haya repercutido negativamente en la seguridad, que cada vez es mayor.

Estéticamente, se trata de un vehículo mucho más moderno que las versiones anteriores, lo cual se nota en todos los ángulos del modelo. La parte delantera se caracteriza por contar con unos faros bastante agresivos, rectangulares, que tienen un diseño descendente ciertamente interesante. Además, los faros antiniebla redondos y de reducidas dimensiones le dan un aspecto más deportivo y juvenil que la anterior generación. La parte posterior ofrece también un diseño igualmente moderno y atractivo, con unos faros con una estética irregular. En la parte inferior –en el parachoques– se incorporan los faros antiniebla y el piloto de marcha atrás, donde están un poco en riesgo a la hora de aparcar.

MOTOR

En cuanto al propulsor, nosotros hemos probado la versión de 1.2 litros MPI de cuatro cilindros. Se trata de una motorización con unas prestaciones que nos han sorprendido en positivo, ya que en la aceleración con salida parada se comporta de forma efectiva al tardar sólo 12 segundos para pasar de 0 a 100 Km/h, lo cual no está nada mal.
En la recuperación quizá al motor le falta un poco de efectividad, ya que en marchas largas tarda en exceso para recuperar vueltas.

El consumo de 4,6 litros anunciado por la marca nosotros lo hemos elevado hasta los 5,1, una cifra que tampoco está nada mal.

En cuanto al comportamiento en carretera, los ingenieros coreanos han preferido apostar por unas suspensiones más blandas, que priorizan la comodidad de sus ocupantes antes que un buen paso por curva, que es donde este modelo pierde un poco de fuelle, aunque está claro que no es un coche con un fin deportivo.

De hecho, sí que hay una versión con este toque deportivo, que cuenta con el propulsor 1.0 T-GDI de 100 CV de potencia, el cual le tiene que dar más brío al modelo. El interior del coche que hemos probado contaba con poco equipamiento opcional, ya que no incorporaba pantalla central multimedia ni climatizador electrónico. Pero en cambio sí que contaba con elevalunas eléctricos para las cuatro puertas y ordenador de abordo. El marcador es bastante clásico, con las dos esferas de cuentarrevoluciones y cuentakilómetros parcial que incluyen la temperatura del motor y el nivel de combustible. En el centro hay otra semiesfera donde aparece la práctica información del ordenador de abordo.

Las calidades de los materiales se han visto mejoradas, aunque aún hay presencia de plásticos duros.
En cuanto a habitabilidad, sin ser un portento, sí que es un vehículo aprovechable, ya que los tres posibles ocupantes de las plazas posteriores no van demasiado estrechos, lo cual se agradece en un vehículo de estas dimensiones.