Joan Riutort, junto a su Citröen 2 Cv Club de 1985 que adquirió en 1998 a una familia alemana de Petra. | Juan Miguel Giménez

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Joan Riutort es un empresario jubilado que desde siempre quiso tener un Citröen 2 CV. Nos cuenta que esta afición le viene desde joven, pues aprendió a conducir con uno que tenía su padre y por ello, cuando pudo permitírselo, buscó uno para comprarlo y poder disfrutar de él. Y así lo hizo en 1998, cuando se le presentó la oportunidad de comprar de segunda mano un 2 CV modelo Club de 1985. Nos cuenta que lo adquirió en Petra a una familia alemana que residía en la localidad mallorquina y que lo habían traído de Alemania, por lo que tenía matrícula de aquel país, aunque al fijar su residencia en nuestra Isla tuvieron que cambiar la matrícula del vehículo, algo que era normal en la década de los años ochenta. Curiosamente, el vehículo había pasado la ITV cuando lo compró, pero después pudo comprobar que estaba hecho un desastre, con múltiples desperfectos que a simple vista no se veían, pero que sólo hubo que arañar un poco la superficie para verlos.

REPASO EN GENERAL
Una vez el vehículo en su poder, decidió darle un repaso en profundidad para dejarlo en perfecto estado. Joan nos cuenta que, curiosamente, el motor era lo que mejor estaba, tanto que apenas hubo que darle un pequeño repaso para que quedara en condiciones para circular muchos kilómetros más. Lo peor era la parte de chapa y el interior. Tanto la carrocería como la tapicería estaban en mal estado, por lo que se acometió la restauración necesaria para dejarlo en perfectas condiciones. Aunque reconoce que sabe algo de mecánica, nos confirma que la restauración la hizo un mecánico especializado, ya que su objetivo era que quedara perfecto para poder disfrutar de su conducción muchos años.

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En cuanto a la utilización que le da, nos decía que suele hacerle unos 3.000 kilómetros al año, algún paseo por los alrededores de Petra, localidad en la que reside, y diversas salidas con los componentes del Club 2 CV al que pertenece. También ha realizado alguna salida a la Península, como en 2013, cuando estuvo en una concentración a nivel nacional en la localidad turolense de Alcañiz. Reconoce que fue una experiencia muy bonita y de la que disfrutó mucho, ya que este tipo de reuniones no dejan de ser un intercambio entre personas que tienen algo el común: el amor por este tipo de vehículos.

Joan no se considera un coleccionista, aunque admite que tiene predilección por los Citröen, de hecho también tiene un Mehari, aunque reconoce que hasta llegar a la condición de coleccionista le queda mucho trecho y no es su objetivo. Tiene los dos coches que quería y con ellos se conforma; no cree que la colección vaya a aumentar. Sus coches son cuestión de capricho y con ellos tiene ya suficiente para poder pasar el rato con su grupo de amigos. Es el objetivo por el que compró este coche.