Nicolau Bosch junto al Buggy de su propiedad, aunque aún no lo pueda conducir. | Juan Miguel Giménez

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Nicolau Bosch es un joven de 14 años que tiene el privilegio de tener a su nombre un Buggy Apal de fabricación belga y que su padre, Francisco, le ha comprado y entre ambos lo han restaurado. Sabe que aún le quedan años para poder conducirlo, pero será paciente y esperará. El coche llegó de Málaga a Mallorca, más concretamente a Alaró, y fue a través de internet donde Nicolau y su padre lo encontraron y no dudaron el hacerse con él a pesar de no estar en muy buenas condiciones.

El coche es de 1980 y necesitaba mucho trabajo. A lo que se pusieron padre e hijo ayudados por algunos profesionales, pues aunque reconocen tener bastantes nociones de mecánica, no es suficiente como para hacer la restauración ellos solos. El coche necesitaba un buen repaso de mecánica y, sobre todo, de pintura, ya que la fibra estaba muy dañada. La tapicería también fue otro de los caballos de batalla de la restauración, pero al final el resultado ha sido excelente.

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Nicolau asegura que desde muy pequeño, e influenciado por su padre, le han entusiasmado los coches; en la actualidad su padre ha conseguido restaurar cuatro que espera algún día poder heredar y disfrutar con ellos. A pesar de su corta edad, reconoce que con el tiempo ha ido adquiriendo conocimientos de mecánica y ayuda a su padre todo lo que puede.

En cuanto a la restauración de este Buggy, explican que no ha habido problemas de piezas, ya que son fáciles de encontrar por internet. Afirman que en una empresa de Alicante hay todo tipo de repuestos para estos coches, aunque también admiten que es un coche que hoy en día no resulta fácil de encontrar y quedan pocos, ya que tuvieron mucho éxito en la década de los años 70 a los 80, cuando ir a la playa estaba de moda con este tipo de vehículos.
Sobre el coche podemos decir que Apal era una empresa belga especialidad en fibra de vidrio y que acabó fabricando carrocerías a partir de 1961 hasta 1992.