Javier Matías quiso hacerse un regalo por su cuarenta cumpleaños y se desplazó a Madrid para comprar este Chevrolet Impala de 1966. | Juan Miguel Giménez

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Javier Matías se define como un gran amante de los coches americanos. Tuvimos la oportunidad de hablar con él hace unos días sobre su Chevrolet Impala de 1966, que adquirió hace dos años como regalo de su 40 cumpleaños. El vehículo lo compró en Madrid donde había llegado de Estados Unidos en 1967, propiedad de un empresario mejicano. Nos cuenta que el coche estaba en buenas condiciones, de hecho de desplazó a la capital de España para hacer el trato y desde allí se lo trajo circulando hasta Valencia donde embarcó rumbo a la Isla. Nos cuenta que desde pequeño su sueño era tener un coche americano de grandes dimensiones y por ello no dudo en hacerse con este.

PILOTO DE RALLYE
Javier, que es piloto de rallies, aprovechará ahora el parón de la competición para darle una vuelta al Impala. El coche está bien pero ya empieza a tener algunas pequeñas deficiencias que es mejor solucionar ahora, antes que pasen a mayores. Como todo americano que se precie dispone de un motor V-8 de 327 pulgadas, unos 5.400 cc y 275 caballos de potencia. Es un coche descomunal con una longitud de 5,40 lo que le hace impresionante y muy diferente a todos los coches que estamos acostumbrados a ver por nuestras carreteras. Como la mayoría de los coches de su clase tiene cambio automático y por eso Javier asegura que es muy cómodo de conducir, «Una vez que te acostumbras a sus dimensiones, lo demás es como un utilitario», nos decía.

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«No soy un coleccionista al uso», afirmaba, sólo le gustan los americano y con este, de momento, tiene suficiente por ahora, aunque nos comenta que tuvo un Escarabajo con anterioridad a este. Claro también hay que tener en cuenta los coches que utiliza para la competición en la que toma parte. También tiene en mente hacerse con otro americano, pero por ahora no tiene ninguna prisa, su objetivo es ir buscando hasta conseguir el modelo que quiere, es una tarea a largo plazo y no piensa ponerse nervioso esperara lo que tenga que esperar.

Otra de las curiosidades de este coche es que pese a ser de 1966 ya llevaba aire acondicionado incorporado algo impensable para un coche europeo de su época. Es fin que Javier está súper satisfecho de su compra y espera poder mantenerlo muchos años, ahora su objetivo es restaurar algunas puntos negros de este, dejarlo en perfectas condiciones y seguir cultivando su pasión por los este tipo de vehículos, que cuentan con un gran número de adeptos en nuestra Isla y que cada día hay más amantes de los clásicos americanos.