Miguel Díaz, junto a su Renault Gordini de 1967 que conserva en un perfecto estado, como recién salido de fábrica . | Pere Bota

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Miguel Díaz cuenta con admiración como adquirió este Renault Gordini. Un coche que ha cuidado con mucho mimo y que tiene en perfecto estado. Solo con echarle un vistazo, parece dar la impresión de que se trata de un coche nuevo, sin rasguño alguno y la tapicería del interior muy cuidada, como recién salida de fábrica, que adquirió este modelo en 2007 a un particular en Pina. Como curiosidad, Díaz destaca que se trata del coche con la matrícula más alta de seis cifras que hay en Mallorca. No es un gran coleccionista por que por su trabajo y su poder adquisitivo no se lo puedo permitir. Pero dentro de sus posibilidades, tiene esta pequeña joya, además de un 600 D de primera serie con el que también hace sus pinitos.

El vehículo fue fabricado en 1967, en la planta de Fassa Renault de Valladolid, que fabricó este modelo desde 1958 hasta finales de 60, por lo que hablamos de un coche fabricado en los últimos meses. Administrativo de profesión, ha adquirido importantes conocimientos de mecánica y ha ido haciendo casi todas las reparaciones que el vehículo ha necesitado, pero reconoce que le ha llevado años poner a punto tanto su 600 D como el Gordini.

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Sabe que no puede aspirar a tener muchos coches, aunque por el momento se siente satisfecho con los que posee. Su mayor ilusión, confiesa, sería poder conseguir una Siata, un tipo de vehículo entre el 600 y el 800, que estuvo muy poco tiempo en el mercado pero del que destaca que su estética «realmente bonita». La compañía vendía piezas para modificar y afinar coches fabricados por Fiat. Tras la II Guerra Mundial, la marca comenzó a fabricar sus propios deportivos bajo la marca Siata hasta su quiebra, tras la crisis del petróleo a mediados de la década de 1970.

El Gordini en España fue conocido como ‘coche de las viudas’, debido a su tendencia a perder el control en las curvas cerradas debido al desfavorable reparto de pesos. En realidad, esta fama se debía en realidad a las pésimas carreteras españolas de la época y la inexperiencia de los conductores. Era habitual que los propietarios de otros modelos, como el Dauphine, tratasen de mejorar el reparto de pesos llevando objetos pesados en el maletero. El Renault Gordini era una versión deportiva, basándose en otro modelo, el Ondine. Retocaron la culata, las válvulas y el carburador para aportarle seis caballos suplementarios. La marca francesa intentó con este modelo el salto al mercado americano, pero a pesar de la buena voluntad, el experimento terminó fracasando al no disponer de servicio técnico en el país.