Perfecta unión entre dinamismo y calidad. | Miquel Àngel Llabrés

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El Clase C se empezó a producir en el año 1990 con carrocerías sedán de cuatro puertas, familiar de cinco puertas y hatchback de tres puertas, las dos primeras de cinco plazas y la tercera de cuatro plazas. La cuarta generación del Clase C, de la cual deriva este nuevo Coupé, fue introducida en el mercado en 2014, con la que mantiene muchos elementos comunes, empezando por la parte delantera y acabando por los interiores, cuyas calidades y equipamientos son los mismos.

La parte delantera del Clase C Coupé está compartida con la berlina; los faros anteriores son realmente atractivos, de grandes dimensiones, que van acompañados de una gran parrilla delantera.

El lateral y la parte posterior son los que marcan la gran diferencia. Empezando por el lateral, el hecho de no tener puertas posteriores, los neumáticos de perfil ultra bajo o la curva descendente de la silueta le confieren una imagen mucho más deportiva.

La parte posterior también es totalmente nueva, y destaca por contar con unos faros alargados, al más puro estilo Coupé, además de tener doble salida de escape o difusor en la parte baja del parachoques.

MOTOR
La versión que hemos probado es la 250d, que monta un propulsor de cuatro cilindros y 204 CV de potencia. El cambio de la unidad que hemos probado era automático, de nueve velocidades y contaba con levas en el volante. Una cosa muy destacable de este modelo es la disponibilidad de cuatro modos de conducción (Eco, Comfort, Sport y Sport+), que hacen que cambie bastante el comportamiento del vehículo.

Nosotros hemos conducido esta versión la mayor parte del tiempo en modo Eco, que nos ha sorprendido gratamente porque las prestaciones son muy buenas si necesitas motor en un momento dado. En este modo el consumo es de lo más reducido ya que se van cambiando las marchas entre las 1.400 y las 1.800 revoluciones. En contraposición, cuando se conduce en modo Sport+, el cambio de las marchas se produce sobre las 3.000 o incluso más, con lo que el vehículo va mucho más revolucionado y sus prestaciones son espectaculares aunque, curiosamente, sin dispararse el consumo en exceso.

El comportamiento es otro de los apartados en los que el Coupé destaca sobre manera. Así, aunque se trate de un vehículo más deportivo que otra cosa, tiene unas facultades dinámicas realmente buenas. El trabajo que se ha realizado en las suspensiones es inmejorable, ya que traza las curvas de forma rápida sin tener que corregir la dirección y la comodidad de sus ocupantes no se resiente en absoluto, lo cual llama aún más la atención.

INTERIOR
El interior del Mercedes, como no podía ser de otra manera, destaca por su calidad. La marca alemana es fiel a su más puro estilo y cuenta con la pantalla en la parte superior, que sobresale del conjunto. Ésta se maneja desde un joystick situado en la consola central; al principio cuesta, pero todo es acostumbrarse. Los plásticos brillan por su ausencia, que son sustituidos por materiales más nobles y que no se deterioran fácilmente.

Los asientos son muy deportivos, aunque no incómodos. Tienen regulación eléctrica y sujetan de forma clara lateralmente. La información para el conductor es totalmente clara y suficiente, que aparece en la pantalla de la consola central y en la pequeña pantalla del marcador. Del interior lo más complicado es el acceso a la parte posterior, apta para dos plazas, aunque con poco espacio para las piernas. Quizá se le pudiera haber quitado algo de espacio al maletero, que tiene mucha capacidad, 400 litros.